Un matrimonio diferente - segunda parte
Fecha: 26/05/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Tabú
Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster
Enaida caminaba hacia su casa con paso rápido pero torpe y nervioso.¡¿Qué había hecho?!Hacía días, sintiéndose sola, pues su marido andaba de viaje, había salido de su casa; pero no de cualquier manera. Se había puesto uno de los vestidos que su propio cónyuge le había comprado, uno de esos que la hacían ver como una sexy-servidora. Aunque ella ni siquiera tomaba consciencia de ello, para Enaida aquel vestido simplemente la hacía verse atractiva, la hacía sentirse bien, pues nada más ponérselo y salir a la calle era foco de atención de varias miradas masculinas.Todos aquellos hombres la miraban con deseo y ella se sentía especial, valorada. Una sonrisa le crecía en el rostro.Ni siquiera se había imaginado que su esposoCrispín le había comprado tal atuendo inspirado por las varias prostitutas con quienes cogía mientras estaba lejos de su esposa.Pero Enaida había salido así, no porque buscara a alguien para encamarse con él mientras su marido andaba chambeando, no, lo único que pasaba por su mente era ser vista y adulada. Obtener uno o más piropos es a lo más que aspiraba. Enaida quería sentirse deseada, necesitada.No obstante, uno de aquellos observadores, de quienes había ganado su atención, pensaba:“Esa pinche güila quiere ser culeada.”Se trataba deEsteban García. Para él, el que ella se vistiera así era muestra innegable de que ella lo pedía a gritos.Esteban, al igual que Crispín el esposo de Enaida, era un joven artesano que se ganaba la vida vendiendo muebles en ...
... distintas poblaciones. Varias veces había compartido viaje con Crispín para ir a vender sus trabajos, por lo que sabía del gusto que éste tenía por las damas de alquiler.Esteban aprovechó este conocimiento y la ocasión. Sabiendo que Crispín andaba de viaje, se le acercó a la Señora y la sedujo.A la vez de irle con el chisme, supo enamorarla y engatusarla. Le llenó la cabeza de malas ideas.Días más tarde, la Señora había ido a casa de Esteban por su propio pie, pues aquél la había convencido de que se vengara de las infidelidades de su esposo:—¿Ya está grabando? —ella le preguntó.—No, hasta que tú me digas, como quedamos —él le mintió, pues el aparato ya estaba capturando lo que ahí sucedía.—Entonces ¿me vas a grabar desnuda?—Pues yo digo... ¿no quieres hacer sufrir a aquel cabrón?Enaida, con cierta inseguridad, se comenzó a bajar los jeans, sin saber muy bien si quitarse la ropa interior también en ese momento.Luego hizo un torpe ademán con su mano, señalando la cama cercana.—Pues vamos —dijo ella.Pero Esteban no pensaba igual.—¡Véngache pa´cá! —le dijo.La hizo hacia sí, tomándola por la espalda y la comenzó a calentar. La agasajó y le encascó el bulto formado por su erecto miembro justo en medio del amplio trasero que poseía Enaida.Sus toqueteos y caricias dieron resultado. Enaida no sólo se dejó hacer, sino que se entregó en cuerpo y alma en ese momento, como tantas veces antes lo hizo con su esposo. Hasta paraba bien la cola pegándola al sexo del muchacho. Más allá de la venganza, ...