1. Un matrimonio diferente - segunda parte


    Fecha: 26/05/2018, Categorías: Sexo en Grupo Tabú Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    ... la hembra deseaba hombre, no había duda.Rápidamente se giró, lo abrazó y lo besó. Fue ella misma quien desabrochó el pantalón de éste y lo desnudó totalmente.Sin tocar siquiera la cama, es decir, ahí parados, el macho penetró vigorosamente a la dama, sabiéndola casada con otro hombre. Parecía que el saber eso le parara aún más la verga pues sus arremetidas fueron casi profesionales.Por su parte, ella paraba bien rico su trasero, disfrutando del placer recibido. Sin embargo...A Enaida le vino la culpa y, repentinamente, frenó aquella cópula. Se sintió tan avergonzada que incluso buscó consuelo en el pecho del hombre que la había penetrado sin ser su marido, el mismo que la había incitado a pecar.Esteban le insistió pero era un hecho, Enaida estaba verdaderamente arrepentida. Así que él se portó como un caballero (por lo menos a los ojos de Enaida): le acercó la ropa y le ayudó a vestirse. No le recriminó nada, pese a que no le permitió vaciarse. Ella le correspondió abrazándolo y besándolo con afecto.Al parecer habían terminado como buenos amigos.Ella se retiró sin saber que el aparato electrónico sí que había estado encendido, guardando una prueba fidedigna de su entrega. Fue por ello que no pasaron ni dos semanas y ya se había corrido el chisme por todo el pueblo.Todo el mundo hablaba mal de Enaida a sus espaldas, calificándola de infiel; facilota; putilla y cosas peores.No tardaron en llegar a oídos de Crispín esos rumores.—Oye, ¿es cierto lo de tu mujer? Que se las dio al ...
    ... Esteban. Caray cabrón, si la prestas yo me apunto a ver para cuando me toca a mí —le dijo otro de los artesanos que iba en el mismo viaje que Crispín.Crispín se encabritó, aunque creyendo que sólo lo estaban jodiendo. Sin embargo le entró la duda.Regresó antes de tiempo, esperando encontrar a su mujer en la mera maroma. Con temor, se acercó a su casa, ya se imaginaba a su Señora bien entrepiernada con uno o quizás hasta dos hombres a la vez. Con esa sola imagen su miembro se le puso bien tieso. Al notarlo se sintió avergonzado de sí mismo.Al abrir la puerta sólo halló a su mujer, sentada a la mesa muy pensativa.—Crispín, tenemos que hablar —le dijo en un tono decidido que jamás él antes le había escuchado.Unos minutos más tarde, Enaida continuaba hablando:—Mira, la mera verdad sí... lo hice. Pero no te atrevas a levantarme la mano sin escucharme primero. Te juro por lo más sagrado que sólo a ti te amo. Y si lo hice fue sólo con él, no como andan diciendo por ahí que con quién sabe cuantos...—Hija de la chingada, pero ¿y eso qué? Pa’ mí que sea uno o que sean mil me da lo mismo.—Ah, pero a mí no —le interrumpió—. ¡Y yo sé muy bien que tú sí que me has puesto los cuernos con varias, fíjate...!—¡¿De qué carajos hablas?! Yo no...—¡No mientas Crispín! No mientas que ya lo confirmé. Tú te vas con las putas cada que sales de viaje. Lo sé y yo no te he reclamado nada, ¿y sabes por qué? Porque te amo.Crispín guardó un silencio culposo.Pasaron los días. La pareja se mantenía distante, ...