1. El final de mi relación: el joven amante de mi esposa


    Fecha: 28/05/2018, Categorías: Infidelidad Sexo con Maduras Autor: Dianquel, Fuente: CuentoRelatos

    ... nuestro. Caleb, 18 años. Un chamaco moreno, de cabello negro y algo subido de peso con una espalda ancha. Alma abrió la puerta y lo hizo pasar. Al cerrarla comenzaron a besarse. El muy hijo de puta llevaba puesta ropas muy sueltas, en menos de un minuto estaba parado al lado de mi mujer completamente desnudo. No podía verlo bien por el ángulo, veía su culo y su espalda y cómo él y Alma se acariciaban mientras sus labios estaban conectados. Comencé a llorar viendo a mi esposa con otro hombre. Él la agarró por el culo, le abrió las nalgas sin dejar de besarla y Alma enrolló sus piernas en la caderas de Caleb de un salto. Él la llevó hasta nuestra cama y la tiró en ella. Ahí vi algo que me hizo sentir inferior a él, hasta el día de hoy sigo sin poder superarlo. Un pene jodidamente asqueroso. El prepucio era oscuro, muy largo y grueso en comparación a mi pene, algo un tanto desmesurado. Con el tiempo mi mujer me lo dijo, 23 centímetros de pene y sus testículos eran negros directamente y grandes como naranjas. No podía entenderlo, cómo alguien tan joven podría tener semejante cosa. Pero a Alma eso no le importó. Gateó hasta el borde de la cama donde Caleb la esperaba con su horroroso pene erecto. Mi amada Alma tomó su cosa con las dos manos, bajó el prepucio con brusquedad y comenzó a lamer su glande rojo mientras acariciaba con una mano sus testículos. Cuando me calmé un poco me di cuenta de que estaba duro, más duro de lo que había estado en años. Mi pene erecto palpitaba. Me ...
    ... desnudé, puse el celular en la mesa y me conecté con mi laptop. Caleb había cambiado de posición, estaba lamiendo el coño de mi mujer y haciéndola gritar de placer. Comencé a masturbarme y no tarde en eyacular toda la pantalla, la limpié con papel de baño y mi pene seguía durísimo. Continué masturbándome mientras Alma le llenaba la cara de fluidos a su joven amante. La diferencia de edad era muy grande, Alma tenía poco más del doble de años que él. Caleb tenía la piel tersa, músculos y se le notaba joven. Alma por su lado, tenía sus tetas un poco caídas, sus nalgas ya no estaban tan levantadas y su vientre era el de una madura que se cuidó como loca toda su vida, pero que no podía esquivar el paso de los años, se conservaba bien, pero la flacidez viene con los años. Aun así, parecían no tener problemas. Alma se recuperaba del orgasmo cuando Caleb, sin previo aviso, metió su pene con mucha brusquedad. El grito de dolor de mi esposa me hizo insultar a ese pendejo a pesar de saber que no podía escucharme. Gritó más y más y parecía no estar disfrutándolo. Cuando me di cuenta era todo lo contrario; estaba sonriendo y mordiéndose los labios mientras jugaba con sus propios senos. Caleb comenzó a estrangularla y Alma se limitó a observarlo, entonces él paró cuando mi mujer estaba roja de la cara y comenzó a besarla. Alma no tardó mucho en darle una chachetada y él se la devolvió. Eran muy rudos, nunca había visto a mi esposa así. Entonces Caleb fue más y más rápido hasta que paró de ...