1. Era una de esas noches tórridas de verano


    Fecha: 28/05/2018, Categorías: Transexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... tan excitada como yo. Sentí el calor del pene desnudo de Bianca y toda la dureza de ese palo cerca de mi cara. El aroma salado y acre a sexo que despedía era embriagador. Tomé su rabo con toda la delicadeza de que fui capaz y comencé a acariciarlo con los labios y la lengua: primero con el extremo de la lengua, la punta del pene y el meato, con un movimiento circular, muy, muy pequeño…después me deslicé con mi lengua hasta el pliegue del prepucio, recorriéndolo también en círculos… todo muy lentamente. En ese momento Bianca se apoyaba contra la puerta de entrada, gemía ruidosamente y continuaba estirándome el pelo con tanta fuerza que los ojos se me llenaron de lágrimas. Descendí con la lengua ensalivada por el balano hasta llegar a sus testículos perfectos, aterciopelados y redondos. En ese momento abandoné la delicadeza anterior y de un solo golpe, introduje su polla en mi boca hasta que su vello púbico, teñido de rubio, golpeó contra mi nariz, sintiendo ese sabor y ese olor que tanto me gustan. Bianca se apartó de mí bruscamente y me pidió que la dejase ir al baño. Cuando se lo mostré me ordenó que me arrodillase delante suyo, mientras ella se situaba de pie frente a mí. Con las dos manos apuntó hacia mi su polla erecta y mientras la miraba boquiabierto empezó a orinar sobre mí en un gracioso arco dorado. Aquello me encantó. En un tiempo eterno sentí las gotas doradas de lluvia resbalar por mi cara, mi pecho, sobre mi vientre y mi propia verga. Cuando hubo acabado volví a ...
    ... lamer su polla, limpiando con la lengua las últimas gotas bruñidas que resbalaban sobre aquel tubo ardiente. A continuación me ordenó:¡Date la vuelta, la frente en el suelo, las manos en la espalda y las palmas hacia arriba!Hice lo que me pedía y quedé con la frente sobre las baldosas calientes del cuarto de baño, encharcadas por los meados de Bianca. Noté el calor acuoso de su lengua sobre mis nalgas. Podía sentir como se paseaba con lentitud y la humedad de su saliva. En pequeños círculos descendió hasta mi culo e introdujo la lengua con facilidad, una y otra vez, follándome sin piedad con ella. En un momento se separó y masajeó el esfínter, preparándolo, luego introdujo un dedo poco a poco con movimientos circulares, lubricándolo con su saliva. Aquel dedo entraba y salía con una suavidad celestial. Mi agujero se fue relajando, y en muy poco tiempo permitió el paso de dos dedos. Yo humedecí mis dedos con saliva y me lubriqué la polla con ellos. Cuando noté que su nabo intentaba abrirse paso dentro de mi culo comencé a acariciarme el capullo, sentía entrar su verga con suavidad y mi culo se abría ante la invasión sin oponer mucha resistencia. Miré hacia atrás y contemplé una escena gloriosa: el cuerpo moreno y delicado de Bianca, bañado en sudor, se arqueaba hacia atrás, de forma que proyectaba hacia adelante aquel rabo fogoso, que yo notaba desaparecer rítmicamente entre mis glúteos. Sus manos se apoyaban y acariciaban mis costados, mi vientre y mis nalgas. Dirigí mi mano ...