Vestida como una zorra
Fecha: 28/05/2018,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Khimaira, Fuente: CuentoRelatos
Mi novio llevaba un mes fuera, por cuestiones de trabajo, y yo estaba empezando a desesperarme. No estaba acostumbrada a pasar tanto tiempo sin sexo así que tenía todo el día la cabeza ocupada pensando en las fantasías que podríamos convertir en realidad cuando volviese. El día antes de su llegada decidí ir de compras para darle una pequeña sorpresa. Mi primera parada fue en una tienda de lencería; me divertí probando varios conjuntos para al final decidirme por lo más clásico, un sujetador negro que realzase mis no muy grandes pechos y un tanga diminuto a juego, acompañado de un liguero muy sugerente. Siempre había querido tener uno así, puede que no fuese muy práctico, pero me daba un punto muy sexy. El resto de la tarde lo empleé en completar el resto de la indumentaria, una falda demasiado corta que apenas acertaba a tapar el liguero, una camiseta ajustada y unas botas. Llegué a casa muerta de la risa pensando que jamás saldría con esa ropa fuera de mi habitación y en la cara que pondría Miguel cuando me viese. Probé el conjunto frente al espejo e inmediatamente empecé a calentarme. Parecía una puta… Podría ser divertido cubrirme con un abrigo e ir a recogerle así al aeropuerto; no se esperaría verme y la sorpresa sería aun mayor cuando me desabrochase el abrigo y dándole un beso largo le sugiriese coger un taxi para follar en el asiento trasero ante la cara de incredulidad del taxista. Sabía que no aceptaría, pero mis historias le excitan mucho y me encanta verle ...
... cachondo. Creo que, en realidad, sabe que podría llevarlas a cabo si quisiera y eso las hace aún más excitantes. Al final, de tanto pensar en sexo, no pude evitar comenzar a masturbarme. El problema es que cuando estoy tan caliente hasta la idea más descabellada empieza a cobrar sentido y en aquel momento tenía una en mente… Estaba empezando a anochecer, yo me veía preciosa y… me apetecía mucho salir así a la calle. Sólo dar una vuelta a la manzana, fijándome en la reacción de la gente al verme. Metía mis dedos en mi coño y me veía caminando despacio por la calle, una chica con cara dulce e inocente vestida como si quisiese que se la follasen ahí mismo. Me imaginaba las miradas lascivas de los chicos que se cruzasen conmigo, quizás alguno se atrevería a decirme algo. De pronto decidí que no quería imaginarme esas miradas, quería verlas, así que con mucha dificultad dejé de masturbarme y divertida, de nuevo frente al espejo, me llevé los dedos empapados a la boca para lamerlos. -Como una auténtica puta. -Le dije a mi imagen. Después caminé hacia la puerta y antes de salir me quité el tanga, total, para lo poco que cubría… Empecé a ponerme nerviosa en el ascensor, pensé en echarme atrás, en volver a la seguridad de mi piso pero… sólo era un inocente paseo, ¿no? Al salir al portal suspiré aliviada, apenas había gente en la calle. Había recorrido unos veinte metros cuando reparé en un chico parado en la esquina de enfrente que no me quitaba ojo de encima. Un escalofrío muy intenso me ...