1. Manuela (08)


    Fecha: 30/05/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sin sacarse la polla de plástico. Intento no cogerme el rabo y ponerme a cascármela pero estoy muy excitado, Berta se da cuenta y empieza una mamada suave ("no quiero correrme otra vez en tu boca"), se tumba sobre la cama y me hace señas con sus manos: "hijoputa, ven a mi coño, vas a follar como nunca lo has hecho". Es un chichi suave, calentito, muy mojado y estrechito. La joven mueve sus caderas con un ritmo excitante que se adapta a los pollazos que le doy ("túmbate sobre mí, quiero llegar a tu culo para pegarte azotes") mientras me da cachetes cada vez más fuertes, espaciados, sonoros y para mí tremendamente excitantes ("sigue cabrona, ¡joder cómo me pones so zorrón!"). Empiezo a bombear ya de manera salvaje buscando el orgasmo, sintiendo un dedo de Berta que entra y se mueve en mi culo ("mariquilla, te pone el rollete rosa, so maricón"). Hostia, que corrida más buena. Prometo que hasta hace unos meses yo era de polla difícil de levantar después de la primera eyaculación, será que a la vejez ... Berta se mete el consolador con una mano y se masajea el clítoris ("hace tiempo que no tengo tantas ganas") con la otra mientras yo estoy medio dormido. Esta vez se corre casi en silencio y nos dormimos juntos en su cama. Suena el teléfono a eso de las cinco de la mañana. Es uno de los contactos portugueses que me informa que la reunión se va a celebrar dentro de tres días en los alrededores de París y que no hay oportunidad de intentar entrevistar a nadie aquí en Lisboa. ...
    ... Todavía medio dormido dejo dicho en recepción que nos despierten a las diez de la mañana con un desayuno abundante para los dos. Me fijo en Berta que duerme boca arriba con expresión beatífica en su cara. No puedo dejar de mirar el vello castaño, rizado y poblado del sexo, me acerco a la cama y arrodillado empiezo a lamer su coñito. Pasados unos minutos se lo estoy mamando primero y comiendo después con verdadera gula, parándome en un clítoris que me parece de tamaño más grande de lo que estoy acostumbrado con Charo. Ella se ha despertado ya hace un rato y acerca su pubis a mi boca dándome golpecitos como si me quisiere follar la cara. Sujeto su culo con ambas manos, con fuerza, lo que arranca un par de gemidos de la joven y aprieto la cara en el coño utilizando al mismo tiempo los labios, la lengua, los dientes, la nariz y la frente para masturbar este chochete envuelto por una fabulosa mata de pelo. La corrida gritona de Berta me encanta y satisface. Mientras seco mi empapada cara e intento quitarme varios pelillos rizados de entre los dientes sopeso la posibilidad de darle marcha a mi cipote, pero está tranquilo y reposado. Me duermo pensando en Charo y Manuela. ¿Me podría convertir al Islam para casarme con las dos?, qué gozada, ¿no?. Estoy enamorado de Charo, creo. En el aeropuerto lisboeta me despido de una tristona Berta que incluso ha soltado unas lagrimitas en la tienda en la que me he comprado ropa de abrigo ("jo, tío; ya nos veremos. Me gustas un huevo, cuídate"). Se ...
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