Fantasias premonitorias
Fecha: 31/05/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Este relato que os cuento se remonta al pasado año, cuando inicié un master, que resultó ser un auténtico fiasco, pero que como casi todo en la vida, tuvo su parte positiva. Allí tuve la oportunidad de conocer a una chica maravillosa, cuyo nombre prefiero omitir ( la llamaremos zaida), y poco a poco comenzamos a entendernos y a mantener cada vez una relación de amistad y confianza que cada día se hacía más estrecha. Desde el primer momento hubo atracción entre ambos y pese a que cada uno teníamos nuestra pareja siempre filtreabamos con el sexo y el vicio. Así transcurrió gran parte del curso, sin que de ninguno de los dos saliera la idea de quedar un día juntos y tomar unas copas a solas. Probablemente porque conocíamos nuestras debilidades y sabíamos que con una tentación de ese calibre las posibilidades de "caer" eran muy grandes. Un día quedamos todos los compañeros del curso para tomar unas cervezas, y a las pocas horas resultó que nos habíamos quedado solos. Ambos decidimos que esto no se podía acabar de una manera tan pobre y nos fuimos a tomar "la penúltima". A lo largo de la noche la conversación se fue calentando. Primero empezamos hablando de nuestras respectivas situaciones personales, para continuar cuestionando nuestra fidelidad y terminar comentando las posturas que mas cachondos nos ponían y los sueños mas calientes que cada uno tenía. Cuando la noche llegaba a su fin, y tras un momento de silencio, opté por cerrar en ese punto esa especial salida nocturna, si ...
... bien tengo que reconocer que desde aquel día, tengo sueños y fantasías sexuales en las que ambos follamos en los lugares y en las posturas más ardientes e inóspitas. Una vez hubo finalizado el curso, perdimos el contacto y pese a ello, yo continuaba de vez en cuando pensando en ella y en el magnífico polvo que nos debíamos el uno al otro. La verdad es que las pajas que me he hecho pensando en ella han sido todas plenamente satisfactorias y muchas veces pensaba que si la situación se volviera a repetir… El otro día, me llamó para tratar un tema profesional, y pude comprobar que pese al tiempo transcurrido, no habíamos perdido ni un ápice de nuestra magia. Después de un buen rato charlando por teléfono, quedamos para vernos una mañana y solucionar los asuntos que previamente habíamos hablado por teléfono. El estrés diario, y el vertiginoso ritmo que adquieren nuestras vidas en la gran ciudad, me impidieron dedicarle tiempo a esa quedada, de modo que cuando llegó la hora de la cita, no había podido poner en marcha mi calenturienta mente para elaborar un plan de ataque. Nos vimos en un bar cerca de la plaza de Colón, lugar donde tengo mi centro de trabajo, y estuvimos tomando unas cervezas. En tan solo una hora y pico, ya empezamos a calentar el ambiente y a decirnos cosas obscenas. Cuando empecé a notar que mi polla estaba a punto de estallar, se me ocurrió un plan ciertamente arriesgado pero majestuoso. Le dije que si le importaba acompañarme al Tribunal Superior de Justicia de ...