1. Así empezó todo - Parte 1ª


    Fecha: 02/06/2018, Categorías: Gays Autor: cokcrin, Fuente: SexoSinTabues

    ... mientras trabaja mis pezones, volvió a pegarse a mí y acercó de nuevo sus labios, ese nuevo morreo no sé donde me trasportaba. Tenía la cabeza embotada y mucho calor, mi cuerpo se incendiaba al contacto del suyo. Una de sus manos siguió en mis pezones, la otra bajó por mi espalda, se metió dentro del pantalón y comenzó a tocarme el culo. Primero encima de mi slip, pero casi enseguida se volvió más atrevida y entró en contacto con mis nalgas, eso hacía que nuestros cuerpos estuviesen pegados. Es más, me apretaba contra su fornido cuerpo, sus dedos se paseaban por mi raja, tocando mi ano, de pronto la sacó, casi me separo para protestar pero la llevo a mi boca e hizo que mojase sus dedos con mi saliva, que parte era suya por el largo morreo. Me metió todos los dedos en la boca, abriéndola un poco y me mandó un escupitajo para acabar de mojarlos, después volvió a morrearme y su mano volvió a mi culo, esta vez sus dedos buscaban mi ano, y allí empezó a jugar, presionándolo, intentando entrar. Nunca me habían tocado allí, me parecía algo sucio pero no podía resistirme. A poco notaba como mi ano iba cediendo y su dedo entraba un poco, hasta la falange. Empezó a moverlo, me sentía raro pero no me atrevía a decirle nada, a poco esa sensación empezó a cambiar y fue más placentera. Noté que era yo el que lo morreaba con más ganas. El separó un poco su cabeza, su cuerpo continuaba pegado al mío, transmitiéndome ese calor que tanto me estaba gustando, sus labios estaban casi junto a ...
    ... los míos, lo vi sonreír, muy bajito me decía: -así putita, ábrete, verás que gusto te va a dar, te vamos a descubrir un mundo que ni te imaginas. Mi boca entreabierta pedía más, el pasaba su lengua por mis labios, por mis orejas, empezó a mordisquear mi cuello… por Dios que gusto. Mientras su dedo iba entrando lentamente, lo movía en círculos como si quisiera agrandar el agujero de mi ano. Finalmente su dedo entró todo en mi culo, empezó a sacarlo y a meterlo, mientras me iba morreando, pellizcando mis pezones y haciéndome un sinfín de cosas que me estaban gustando cantidad. Yo respiraba entrecortadamente y es cuando sentí que intentaba meterme un segundo dedo, no me resistí. Le miré a los ojos, vi su hermosa cara, transformada, ahora entiendo la expresión cara de vicio. Sus ojos brillaban, estaba consiguiendo vencer todas mis reservas y que me entregara a él. El seguía susurrando, me llamaba “putita”. Me decía que lo íbamos a pasar muy bien, que tenía que entrenarme para que hiciera lo que él me mandase, sin rechistar. No sé porque, pero esas palabras me encendían, estaba sembrando a mis 12 años el germen de la sumisión. Con su juego de besos, la torsión de pezones a la que me sometía, sus dedos trabajando mi ano y sobre todo sus palabras, hacían que tuviese mi pollita bien dura, nunca la había tenido así. Fue en ese momento que su mano salió de mi ano y me cogió del cuello, presionando hacia abajo, yo fui bajando pasando mi cara por su cuerpo hasta quedar detenida frente al ...
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