1. Mi sexy compañero de trabajo... ¡20 años mayor!


    Fecha: 05/06/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Sexo con Maduras Autor: LizAr, Fuente: CuentoRelatos

    ... después de cómo me lancé hacia él en la oficina, y no podía evitar pensar que lo más seguro era que ahora mismo creyera que soy una puta. Me puse un poco triste, él realmente tenía una buena imagen de mí y lo había echado por la borda. La desilusión en mi rostro no fue pasada por alto por él. Me quitó un mechón del rostro y me acarició la mejilla con sus dedos ásperos, pero inexplicablemente suaves. -No estés triste. Aun así no dejas de lucir preciosa. Cualquier hombre que te viera pensaría que eres irresistible. -Y tú, ¿estás entre esos hombres? - pregunté, arrepintiéndome al instante. Pero ya la pregunta estaba hecha. -¿Cómo puedes preguntar eso? - su respuesta me aterrorizó. Pasó una mano por mi pierna, acariciándola desde la rodilla hasta el muslo. - Por supuesto que lo pienso. Eres jodidamente irresistible. - dijo, y en un abrir y cerrar de ojos me estaba devorando la boca. Me sentó encima de él y comenzó a acariciar mi cuerpo como en la oficina, sólo que esta vez, lo hacía sin pudor, no había cámaras que pudieran descubrirnos. Sus manos pasaron a través de mi falda, y sus manos estaban ardiendo, al igual que las mías. Apretó mis nalgas mientras yo le quité la camisa con desesperación, rompiendo sus botones de golpe. No le dio la más mínima importancia, me levantó un momento para bajar sus pantalones. Volvió a sentarme encima de él y, a medida que me quitaba la blusa y la falda, revelando mi conjunto de tanga y sujetador de encaje, sentí su erección acrecentarse bajo ...
    ... mi sexo. Gemí ligeramente ante el roce. Se detuvo y comenzó a recorrer mi vientre y mi abdomen con su dedo. Tomó mi pelo entre sus manos y lo olfateó con profundidad. -Estoy en una encrucijada, ¿sabías? Por un lado me encantas, eres tentadora. Me entran unas ganas increíbles de follarte cuando te veo. -¿Pero por el otro lado? -Me siento como un puto pedófilo. -Soy mayor de edad. -No cambia el hecho de que podrías ser mi hija. Y luces como una niña. Pero ese culo... Se me pone dura sólo de imaginármelo. Ponte de pie. Déjame verte. Me dio una vuelta y me examinó más fondo. Volví a sentarme y comenzó a besarme de nuevo. Yo sentía su trabajado cuerpo entre mis manos, ellas le recorrían sin mi consentimiento. Cuando se atrevieron a agarrarle su miembro por encima de la fina tela del bóxer, gruñó y mordió mi labio superior con fuerza, lo que me excitó. Me cargó con cuidado y se dirigió a su habitación mientras yo lo rodeaba con mis piernas. Me colocó sobre la cama y comenzó a besarme el cuerpo completo, retirando la tanga con los dientes. Me abrió las piernas con brusquedad y metió su lengua sin previo aviso. Sus lengüetazos eran demandantes, yo me arqueaba cegada por el placer. También usó sus dedos, que fueron aumentando a medida que avanzaba. Me vine y él bebió todos los jugos que producía mi cuerpo en respuesta al éxtasis provocado por su boca. -Sabes deliciosa. Se paró y me acerqué con miedo, sentándome en la orilla de la cama. Bajé sus boxers y vi su tremenda erección. Era la ...
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