Mi sexy compañero de trabajo... ¡20 años mayor!
Fecha: 05/06/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Sexo con Maduras
Autor: LizAr, Fuente: CuentoRelatos
... decía que me presionaban para ser como ellas, y trataban de corromperme, y esa era la verdad. Antes de poder escoger algo más sobrio, mis hermanas me tomaron del brazo y me metieron en el taxi, que nos esperaba. Llegamos y nos sentamos en una mesa. Ellas fueron a bailar y yo me quedé ahí, nunca supe bailar y tampoco tenía el humor de aprender. El lugar me aburría. Ellas volvieron a sentarse y me miraron con gesto de desagrado. -No has bebido nada β dijo la mayor. -Bebí dos copas de sangría. Y ya me siento algo mareada. β le respondí. -Eso no es nada, tienes que aprender a beber. β dijo mi otra hermana. Entonces, recibí una llamada y mi rostro cambió por completo. Era Armando. No solía llamarme nunca, pero luego de lo que pasó en la oficina no me extrañaba. Tomé la llamada y mis hermanas sólo me miraron. -Hola, ¿cómo estás? β pregunté, alzando la voz por la música a todo volumen. -Bien, ¿dónde estás? β respondió con otra pregunta. -Estoy en el Central Mall Lounge Bar, ¿recuerdas? -Sí, pero, ¿dónde específicamente? Yo también estoy aquí. -¿A-aquí? β repetí, mi cara estaba roja como un tomate y mis hermanas no lo pasaron desapercibido. -Sí, ya te vi. ¡Hola! β saludó, colgando el teléfono. -Hola. Ellas son mis hermanas, Luisa y Joanne. -Es un placer β dijo él, y ellas contestaron igual. -Voy al baño, vuelvo en seguida. Mis hermanas me hicieron un interrogatorio. -Es sólo un compañero de trabajo. β dije, tratando de apaciguar la escena policíaca. -Te gusta, ¿verdad? β preguntó ...
... Joanne, penetrándome con esa mirada suya inquirente. Yo no pude evitar asentir. -Bien, adiós. β Dijeron, para marcharse dejándome con la palabra en la boca. -¿Y tus hermanas? β preguntó Armando al volver del baño. -Se fueron, alguien vino por ellas. β Mentí. -¿Quieres ir a un lugar más calmado? -Sí, por favor. Armando sabía que me sentía incómoda en ese lugar. Me monté en su auto y nos dirigimos a su casa. Nos sentamos en el sofá y las palabras simplemente no me salían. Hasta que por fin, se me ocurrió algo que decir. -De verdad, gracias por sacarme de ahí. Mis nervios estaban a punto de estallar. -No hay de qué. β Dijo. Me miró de arriba abajo y puso una mueca de disgusto. Vio mis anteojos en la mesita de centro y me los puso. β Esa eres tú. Tu marido tenía razón, tratan de convertirte en alguien que no eres. Tú eres hermosa siendo tú. Él estaba sentado a mi lado. -¿Quieres beber algo? -No, gracias, he bebido demasiado. - respondí aliviada de que no me presionara como mis hermanas lo hacían. - No me gusta beber, por eso casi no salgo con ellas. Siempre es un caos, ya ves como terminé vestida. -No es que no te quede bien. - Dijo, examinándome. Yo no tenía el cuerpazo que él había mencionado unas horas antes. Sí, tenía un buen culo y cintura fina, pero era pequeña y mis senos eran pequeños. Podía pasar fácilmente por una niña de 15. - Es que no eres tú. Es una mujer completamente diferente. -Concuerdo. - Dije, y le miré a los ojos. El sentirme observada me ponía nerviosa. Y más ...