Mi sexy compañero de trabajo... ¡20 años mayor!
Fecha: 05/06/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Sexo con Maduras
Autor: LizAr, Fuente: CuentoRelatos
... discotequera, todo lo contrario, siempre sentí que no era lugar para alguien como yo. Simplemente no iba conmigo. Pero las complací para que me dejaran en paz, si bien no me gustaban esos lugares tenían razón al decir que ya era tiempo de dejar de llorar a mi marido y buscar una nueva conquista. Aunque de todos modos no lo haría allí, sólo me bebería un par de copas. Si no me gustaba el sitio, menos me iban a gustar los hombres que pudiese encontrarme allí. -¿Saldrás a alguna parte esta noche?– me preguntó él, sorprendiéndome. -¿Por qué la pregunta?– respondí, ansiosa por la respuesta. -Viniste en falda. Sueles venir en pantalones. – dijo, con simpleza. -Tienes razón. – Reí por lo acertado del comentario. Ciertamente llevaba una falda porque sería más cómodo para cambiarme. No me gustaba llevarlas al trabajo por el aire acondicionado, era muy friolenta. – Iré con mis hermanas al lounge bar de Central Mall. No me gustan esos sitios, pero no podía sacármelas de encima. -Ya veo. – contestó. Lo seguí hasta la oficina contigua, que acababan de limpiar. Habían despedido al supervisor y él iba a ser movido a esa oficina. – Debería salir también o el sedentarismo me matará. -Si no te mata este trabajo primero. – dije, con gracia. Él rio y me miró con dulzura. Le había tomado mucho afecto en estos últimos días, sus consejos fueron muy útiles para una viuda joven como yo. -No dejes que te mate tampoco, y tampoco dejes que la depresión lo haga. Hay más hombres todavía, y eres una chica ...
... hermosa y bastante inteligente, y además tienes un cuerpazo. Él no lucía de 40. Parecía recién entrado a los 30, y nunca había dejado de parecerme atractivo, no, mejor dicho, sexy. Mi rostro se comenzó a sentir caliente, y para cuando me di cuenta de lo que hacía ya no había retorno. Estaba besándole con fiereza. Se sentó en la silla y me atrajo hacia él, y yo quede sentada con una pierda a cada lado suyo. Me seguía besando y acariciaba mis muslos, tomando iniciativa y adentrando sus manos por debajo de mi falda. No quedaba nadie en la empresa y por suerte acababan de ponerle tintado a la oficina, si las cámaras de seguridad lo captaban seguramente al otro día tendríamos las cartas de despido sobre nuestros escritorios. Subió sus manos y las detuvo en mi trasero, apretándolos. Detuvo sus besos en mi boca y mi cuello para susurrarme algo. -Aquí no. – dijo, y fue cuando el raciocinio regresó a mi cabeza. "¿Aquí no? ¿Entonces significa que en otro lugar sí?" -¡Lo siento, yo! -Tranquila. Ya lo hablaremos después. Ve, tus hermanas te esperan. - dijo, dándome un beso suave en la mejilla. Me fui a casa de mi hermana Luisa y me cambié. Usaba una falda corta con medias negras semitransparentes unidas a ligueros, y una blusa corta por debajo de mi ombligo. Me maquillé y me quité los anteojos. Me miré al espejo. Definitivamente no era yo. -Qué vergüenza… Él estaría decepcionado de ti. – dije para mí misma, con cara de desaprobación. Mi marido nunca gustó de mis hermanas por eso, siempre ...