1. Mi profesor me convirtió en su esclava (III)


    Fecha: 07/06/2018, Categorías: Dominación Sexo con Maduras Autor: karen69, Fuente: CuentoRelatos

    ... esperar mucho por mis palabras –Logre sacar a la perra sumisa que había dentro de ti. Ahora te sientes vacía porque ellos solo te cogen. Y tú no solo buscas que te metan el güebo, sino que te domen, te subyuguen. Te gusta ser humillada y pisoteada. -Y eso solo lo logras tu… -le dije casi por reflejo, sin pensarlo, de manera tímida. -Te veo encaprichada conmigo. No soy el único así ¿sabes? –me dijo tras mi comentario. -Es que… sé que no eres el único… -le dije, titubeando, dudosa de mi misma. -¿Ves? No niegas que gozaste conmigo. Dime la verdad zorra. Estas aquí porque quieres ser mía. Quieres servirme. Quieres postrarte a mis pies. –me dijo. Quede pensativa un rato, aunque la verdad lo único que pasaba por mi mente eran las imágenes de lo que me hizo vivir, de cuanto goce con esa experiencia. Lo otro que también me pasaba por la cabeza eran las ganas de que todo se repitiera, e incluso de que pasaran más cosas. Ya no podía mentirme a mí misma. Deseaba a Martin. El solo hecho de estar cerca de él, me excitaba. -¿Y bien? –me pregunto. -Es cierto… Deseo… Deseo repetir todo lo que me hiciste… -Pídelo. Pídelo como la buena perrita que eres. -Quiero… -Le dije, haciendo una corta pausa. Estaba mojada, ganosa. –Quiero ser tuya… Por… Favor… Déjame ser tu perra…. -Jajajaja… Perra, perra, perra… Lárgate de aquí. No me interesan las putas caprichosas como tú. –Me dijo. Sentí un vuelco en el estómago al oír sus palabras. -Pero… pero… querías tenerme… no entiendo. –Dije extrañada por ...
    ... todo, pero a la vez desesperada y desubicada. -No me interesas. Estas muy buena, no lo niego, así como tampoco niego que eres una guarra en potencia, pero eres una puta imbécil, una perra caprichosa. No me gustan las zorras malcriadas como tú. -¿Fue por lo que te dije esa noche? Por favor, dame otra oportunidad… -le pedí. -No perra, lárgate de aquí. –Me dijo de manera cortante. -Por favor… por favor… ¿Quieres que te ruegue? –le dije mientras me ponía de pie y rodeaba su escritorio para ponerme de rodillas a su lado. –Te lo ruego… No me engañare ahorita… Es lo que deseo… Ser tu juguete… Tu mascota… Te lo ruego… -Vaya… Veo que vas en serio. Lárgate, no me interesas. –me dijo en tono cortante de nuevo. -Pero… Pero… ¡por favor! ¿Por qué no? ¡¡Dame una razón!! –Le dije ya con un tonito de desespero. -Ya te dije, me gustan zorras, masoquistas y sumisas. No putas malcriadas como tú. -Pero… ¿Que tengo que hacer para que me aceptes? -¿Para aceptarte? Bien. Te pondré una prueba. El próximo viernes te quiero en la misma dirección de la otra vez, a las 5 de la tarde. Deberás obedecerme en todo, sin importar lo que sea. Serás un ser sin voluntad alguna, de hecho, será la mía la que valga para ti. Tu mayor placer será obedecerme y verme satisfecho. No habrá nada que no hagas para mí. –Me dijo. -Acepto. –Dije, sin pensarlo, sin saber lo que sus órdenes me depararían en el futuro. Ya estaba clara, era una perra sumisa, y quería que Martin me amaestrara, y ser de él. -¡¡Caramba!! ¡Hace unos meses ...
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