Recuerdos de Sandra - Segunda Parte
Fecha: 09/06/2018,
Categorías:
Zoofilia
Autor: strayxsuperfan, Fuente: SexoSinTabues
... involuntariamente. En su mente recordó que llevaba un mes desde que había cogido con Carlos, en esa pasada salida a la playa, y que su perro había dado la restregada de su vida hace poco más de un año. ¡Dios! ¡Lo necesitaba tanto! Tuvo flashazos de cómo se veía de hinchada y grande la verga de Gandalf aquella primera vez y recuerdos borrosos de la sensación de estar enganchada a ese bulboso nudo que jamás había vuelto a ver. Sintió como se mojaba y esa aceleración cardíaca que acompaña a la excitación. Lo siguiente que no notó es que cada vez empujaba a Gandalf con menos fuerza. ¡oh, dios! ¡estaba pasando de nuevo! Solo que ésta vez estaba sobria, aunque su cordura comenzaba a ceder. El último empujón para alejarlo fue mero ritual y baile, por que sus shorts y pantaletas estaban ya húmedos con sus jugos y baba del perro. Cuando sus prioridades volvieron a su lugar, tirada en el pasillo que conectaba los dos pequeños patios de su casa, se dió cuenta que no sabría como explicarle las heridas a sus amigos, a quienes vería en par de horas, a su novio que estaría también allí y a sus papás, a quienes visitaría al siguiente día en la capital. Si, me pongo pantalón aunque muera de calor, pensaba. Pero ¿como explicaré por qué camino como si me hubiera violado un perro? La cicatriz tenía su historia que, al parecer, se repetiría de nuevo. Había tardado meses en sanar la primera vez. ¿Cuanto tardaría ésta ocasión? Es un hecho que no sería pronto si, como en aquella ocasión, y de ...
... costumbre pasaría demasiado tiempo en cuatro. No podía volver a faltarle igual a Gandalf, conociendo ya como se ponía, lo sabía ahora. Lo primero que hizo fue levantarse torpemente dejando sus tacones en la tierra y, mientras daba unas mordidas a su hamburguesa casi fría, se quitó el pedazo de pantaleta que le colgaba de un talón, limpiándose la humedad que escurría de su sexo con ella y fue a traer la bandeja de Gandalf para ponerle croquetas. Después arrastró el costal tirando más alimento de perro en el pasillo verde que daba al patio interior. Metió por la puerta trasera el costal y tiró sus pantaletas en el bote de la basura orgánica, "seguro el semen de perro hace una buena composta", pensó riéndose de ello. Calentó la hamburguesa en el horno de microondas mientras se sobaba el vientre, sintiendo todavía esa leve taquicardia del orgasmo interrumpido. Se tocó notando un poco más de sangre y semen de su mascota. Recordó que no había terminado y se dedicó a si misma un último auto manoseo. Aprovecho la lubricación para masturbarse, primero suavemente y enseguida con violencia. No pensó demasiado el por qué, en que en vez de pensar en César u otro hombre mientras se tocaba, en su lugar evocaba la sensación que tenía cuando Gandalf la montaba, su olor, su pelo, lo gordo de su bulbo o el olor de su blanquecina venida. Cuando consiguió su orgasmo ya tenía insertada en la vagina el mango del aplastador de frijoles, sin recordar muy bien en qué momento lo había tomado del lavabo. ...