Mi querido profe y sus lecciones de vida
Fecha: 10/06/2018,
Categorías:
Confesiones
Fantasías Eróticas
Autor: candy, Fuente: CuentoRelatos
Estaba en mi segundo año de Universidad y emocionada por lo que estaba aprendiendo. No me iba muy mal con mis clases, y mis maestros me caían muy bien. Esperaba más bien que me exigieran bastante, pero en general me la estaba pasando suave. Tenía apenas 19 años y me gustaba un chico que estudiaba conmigo. Casi no pasamos tiempo juntos por tanto estudio y proyectos que entregar así que solo nos veíamos una vez a la semana. Extrañaba mucho a mis padres pero dichosamente uno de mis profesores era muy amable y me hacía sentir como una hija. Una tarde que me quedé un momento más en clase para seguir tomando notas, el profesor Montiel me pidió que si le podía ayudar a organizar unos archivos en su oficina, ya que veía lo eficiente que era organizando mis notas y según me dijo, le parecía que yo era exactamente la que él necesitaba. Me sentí extremadamente halagada, y no dude en decirle que sí. Una tarde, cuando termine mis otras clases y unos trabajos que tenía que entregar al otro día, se me hizo fácil salir rumbo a su oficina a ver si en algo le podía ayudar, y de igual manera, si él me podía ayudar con unos deberes que no entendía. Al llegar a su oficina note que no todas las luces estaban encendidas; probablemente porque recién oscurecía, y el solo ocupaba la luz de su oficina. Una vez que entre, lo encontré sentado en su escritorio leyendo y mostró estar muy contento de verme. Me dijo: “qué bueno que llegaste, estaba pensando en ti”. La verdad me dio gusto porque me caía muy ...
... bien y se portaba súper amable conmigo. Casi siempre cuando me quedaba después de clases, se acercaba a mi escritorio y me ofrecía su ayuda. En algunas ocasiones me decía, “me caes muy bien. Eres una chica muy linda”, luego me ponía las manos en los hombros mientras yo estaba sentada y me daba masaje, luego, me decía: debes relajarte y tomar las cosas con más tranquilidad, eres mejor de lo que piensas”. Eso me motivaba muchísimo y como él me decía que le recordaba a su hija, me abrazaba con fuerzas. Una tarde estaba yo arreglando mis cosas para salir de la clase, cuando él se acercó a ver si necesitaba algo y accidentalmente me topó por atrás. La verdad es que me incomodo un poco, pero el rápido se disculpó y me di cuenta de que fue un accidente. Los días pasaron y a medida que llegaba a la oficina del profesor Montiel, fuimos tomando más confianza. Una de esas tardes, lo encontré muy pensativo en la oficina y no tarde en preguntarle qué pasaba. Tenía una mirada de tristeza y me confeso que tenía algunos problemas con su esposa. Según me dijo, se sentía muy solo y como que ya no le importaba a su familia. Me dio tanta pena, que me acerque a él y le di un abrazo como él me los daba a mí. De repente, sentí como él me apretó y deslizó sus manos en la parte baja de mi espalda y me beso muy cerca de los labios. De inmediato baje mi rostro pero sentí un cosquilleo en mi pecho y en mis labios. El profesor Montiel apretó su cuerpo contra el mío y pude sentir su pene junto a mi cuerpo ...