1. Obedezco, así soy feliz (II)


    Fecha: 10/06/2018, Categorías: BDSM Sexo con Maduras Sexo en Grupo Autor: carmen_garc, Fuente: xHamster

    ... collar de cuero con una chapa que lleva mi nombre escrito. Ahora todos saben de quien soy.Me introduces en la casa. Llegamos a un amplio salón con una chimenea al fondo. En el centro hay una gran mesa de madera y a su alrededor varios sofás y sillones ocupados no veo bien por quien debido a al cambio de luz. Me sitúas en el centro.- Ha llegado nuestra invitada de honor - dicesOigo un murmullo de aprobación. Mis ojos se van acostumbrando y por fin distingo a tus invitados. Son Claudia e Inés, tus empleadas y mis compañeras de oficina. Claudia e Inés tienen unos 30 años. Sus cuerpos son espectaculares, pero eso ya lo sabes, tu las contrataste por ese motivo. Claudia es morena, lleva el pelo corto como un chico y tiene unos bonitos ojos negros. Inés es pelirroja, lleva el pelo recogido en un moño y sus ojos violeta cautivan a quien los mire. Ambas visten trajes muy similares al mío aunque a sus cuerpos, las cortas minifaldas, no hay duda, les quedan mucho mejor.- Prepáranos unos cafés - ordenas.Me dispongo a obedecer y puedo por fin mirar a los ojos a los presentes. Tienen una mirada dura y a la vez curiosa posada en mi. Tras su dureza y curiosidad también se ve el deseo. Tu sonríes.Vuelvo con el café y me dispongo a servirlo. La mesa es muy baja. No te gusta que doble las rodillas así que inclino mi cuerpo. En esta posición la falda no llega a tapar nada y mi cuerpo queda expuesto en primer plano a Claudia e Inés. Claudia posa una mano en la parte interior de mi muslo, sobre ...
    ... la media y me acaricia la pierna. Inés hace lo propio con la otra. Siento fuego en sus manos, un fuego que me traspasa, que hace que mis manos tiemblen. Te miro buscando una orden, una recomendación, pero tus ojos sonríen, nada mas. Me incorporo, separo las piernas y quedo quieta, esperando una orden. Las manos de Inés y Claudia suben y bajan por mis piernas, las acarician, estudian cada centímetro con las yemas de sus dedos. Nunca había sido acariciada por otra mujer. Mil ideas cruzan por mi mente. Claudia retira el collar que tu me has colocado y los sustituye por otro. Éste no lleva ninguna placa, sólo una anilla de sujeción. Inés toma mis manos y las ata a mi espalda. Me siento atrapada, asustada, indefensa... Se crea en mí un sentimiento de ansiedad, angustia,... morbo..., estoy a merced de alguien que no eres tú. Tengo un poco de miedo porque no sé lo que quieres hacerme. Haces un gesto indicando una puerta. Claudia pone una correa en mi collar y tira de mí.La puerta se abre y soy conducida a una habitación amplia. Hay varios artefactos colocados en las paredes, un sofá, una mesa redonda giratoria como de un metro de diámetro con correas fijas en la superficie, una mesita con todo tipo de consoladores y látigos. Del techo cuelgan argollas para sujetar. El ambiente de la habitación me embriaga, me pregunto cuantas antes que yo se han entregado a ti en este lugar. Claudia me desata las manos y desabrocha la americana que aún llevo puesta. Acaricia mis pechos. Su mano es ...
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