Mi cachonda madre
Fecha: 28/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Por fin me he decidido a contaros mi historia después de haber encontrado esta magnífica página y saber que hay otras personas que sabrán apreciarla. Mi experiencia quizás tenga algunas diferencias con las que circulan por ahí, para empezar mi esplendorosa madre no está viuda ni divorciada ni mi padre la maltrata ni nada parecido. Tampoco es la historia de un adolescente, pues cuando esta historia empezó yo tenía 25 años y mi madre 51 ahora tengo ya 33 y mi madre 59 y seguimos follando siempre que podemos. Por cierto antes de comenzar voy a describiros a mi madre. Esta tambien será una de las diferencias con las historias que hayais leído hasta ahora. Mi madre, Francisca, no es una belleza escultural, ya he dicho que cuando empezó esta historia tenía 51 años, pero es muy guapa. Tiene unos grandes ojos oscuros, pelo teñido de rubio cortado en media melena, una boca terriblemente sensual de labios carnosos y húmedos que invitan a comérselos. Pero su principal característica es que es gorda, no rellenita, mi madre es gorda. Por aquel entonces debería rondar los cien kilos o más, pero puedo aseguraros que cuando se pone sexy no hay hembra que te ponga más cachondo. Su piel es increiblemente fina especialmente sus manos de largos y gruesos dedos rematados por unas uñas duras muy bien cuidadas y siempre pintadas de rojo. Sus piernas son dos columnas de carne que forman unos pequeños pliegues en el interior de sus muslos y que se convierten en su parte posterior en unas tremendas ...
... nalgas que forman un enorme culo. rotundo, espectacular, que cotrasta con el diminuto orificio de su ano. Su sexo es como un higo maduro. Rojo, dulce y oloroso, con una mata de pelo negro que ahora empieza a disminuir. Por último os hablaré de sus pechos. En comparación con el resto de su enorme cuerpo sus tetas son pequeñas, son como dos meloncitos redondos, algo caídos, y con una gran areola, con un pezón muy oscuro que resalta con la increible blancura de sus carnes. Pero lo más increible de mi madre, es su extrema calentura. Es una hembra que ha nacido para el sexo. Disfruta follando y nadie me ha dado tanto placer como ella en mi vida. La primera vez que tuvimos relaciones sexuales fue una noche de verano. Mi padre trabajaba en el turno de noche de una fábrica y yo estaba de vacaciones, estaba durmiendo cuando me desperté con una tremenda erección, fuí al lavabo a orinar y a beber un poco de agua y cuando volvía a la cama me dí cuenta que el televisor seguía encendido me dirigí al comedor y pude ver a mi madre dormida en el sofá. Apagué la tele y fui a despertarla para que fuera a la cama, entonces me fijé en ella mientras dormía. Llevaba un viejo vestido verde de estar por casa con una fila de botones desde el pecho hasta la barriga y debido al calor del verano llevaba varios botones abiertos, esto hizo que uno de sus pechos casi saliera de su prisión, podía ver la oscuridad de su pezón y cuando me dí cuenta la erección había vuelto. Antes de despertarla le subí un poco ...