Rosa, viuda fantástica
Fecha: 16/06/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Anal
Autor: Pachuco, Fuente: CuentoRelatos
... vulva y mi lengua se introdujo suavemente a explorar su vagina, fácilmente, muy fácilmente dentro de su canal vaginal, dada la amplitud de este. Sinceramente, era la primera vagina que mi lengua exploraba tan profundamente, llegando casi hasta la misma fuente de sus secreciones. Era exquisito sentir como aquel miembro musculoso y carnoso, lubricado por el líquido espeso y resbaladizo ondeaba restregándose contra mi boca, en tanto su boquita lanzaba gemidos apasionantes guardados para la ocasión. Ella comenzó a girar en un plano horizontal, de tal forma que su cabeza poco a poco se fue acercando a mi entrepierna sin separar su sexo de mi boca y quedamos en una posición de sesenta y nueve, tan bien ejecutado que incluso a mí me sorprendió. Pasamos varios minutos en esta pose porque ni ella ni yo queríamos abandonar la faena en la que estábamos dando y recibiendo un inmenso placer. Rosa entonces me superaba en edad. Yo apenas tenía 22 años y ella 35, pero en aquel momento, la edad era lo que menos importaba pues ella y yo nos estábamos acoplando sexualmente en una forma perfecta... espectacular. Ni ella ni yo soportábamos mas la premura de la penetración diferida hasta entonces, y colocándose ella de espaldas sobre las sábanas blancas, abrió de nuevo sus piernas blancas y hermosas, mostrándome su conchita turgente y jugosa en una clara y tacita invitación al sexo. Yo me acerque y puse la cabeza de mi pene en el introito vaginal y comencé a dejárselo ir, primero despacio, con ...
... suavidad, para luego acelerar la marcha con movimientos rápidos, fuertes y profundos. Como ella era una mujer poco más pequeña que el promedio de las mujeres que me he cogido, podía sentir cuando el extremo de mi miembro tocaba hasta el fondo de su vagina, justamente hasta el cuello uterino. No sé si era porque en verdad lo estaba gozando espectacularmente o por tanto tiempo que había transcurrido ya desde su última cogida, pero Rosa se estremecía como nunca había visto a otra mujer; sus brazos y piernas estaban aferrados vigorosamente a mi espalda y caderas y su ingle golpeaba con fuerza contra la mía, intentando con ello llevar mi verga hasta lo más recóndito de su caverna vaginal. El furor que había hecho presa de ella era tanto que sus violentos movimientos la llevaron rápidamente a su primer orgasmo de aquella noche, sus gemidos y suspiros potentes y alocados así me lo indicaron. Pensé decir algunas palabras, pero Rosa ni siquiera eso me dejo hacer, pues me jalo de nuevo hacia ella y en fracciones de segundos, ya mi garrote se encontraba trepanando su húmeda y caliente intimidad. El siguiente orgasmo vino pocos minutos después y luego el tercero. ¡Vaya que esa mujer si sabía aprovechar al máximo las oportunidades! Tres orgasmos al hilo es algo que pocos hombres son capaces de alcanzar a menos que este lo suficientemente estimulado por su pareja. Visiblemente extenuada, la señora se quedó quieta unos instantes, acostada de lado y yo detrás de ella, rodeándola con mi brazo ...