1. Mi primera vez con Aldo II


    Fecha: 17/06/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Mi primera vez con Aldo I: http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-26816.html Después de haber experimentado por primera vez, absolutamente nada nos detendría a seguir. A partir de la primera vez, Aldo y yo no podíamos evitar tocarnos el uno al otro. Aprovechábamos cualquier oportunidad en la que nadie nos viera para besarnos y acariciarnos, a veces de forma romántica, y a veces de forma erótica. Lo más excitante era hacerlo cuando viajábamos en carro desde la escuela hasta su casa, con el temor de que su madre nos viera por el retrovisor. De forma disimulada, uno estiraba la mano para alcanzar el pene del otro, y viceversa. Sólo era por encima del pantalón, pero el placer era inmenso. Tal vez su madre nos llegó a ver en alguna u otra ocasión, pero nunca mencionó nada. Después, llegábamos a su casa. La rutina hasta la comida era normal, pero después de ello, nuestro tiempo solos comenzaba. Ir a su cuarto no era la mejor idea, porque su madre descansaba en la habitación contigua al mismo, por lo que decidimos quedarnos en el sillón de la sala. Si su madre salía, había una pared que impedía ver cualquier cosa, y el patio de su casa esa grande, así que podríamos anticipar a cualquier persona entrando. Claramente, no tendríamos tanto tiempo y espacio como la primera vez, de forma que no nos quitábamos toda la ropa cuando hacíamos lo nuestro. Usualmente comenzábamos besándonos. A veces de forma lenta, o sino, rápidamente, dependiendo de nuestro ánimo. A ambos nos gustaba ...
    ... mucho utilizar la lengua en los besos. Nos recorríamos mutuamente toda la boca. A él le gustaba que le mordiera el labio y a mí que me lamiera el paladar. Mientras tanto, nuestras manos se revolvían por todos nuestros cuerpos. A veces pasábamos nuestras manos por debajo del uniforme escolar, para sentir algo de piel. Si sentíamos que nos estábamos emocionando demasiado, debíamos detenernos un rato, no fuera que de la excitación nos desconectáramos del mundo y nos pudieran atrapar. Me excitaba mucho cuando me besaba el cuello, y me lo lamiera un poco. Yo le mordía la oreja, a lo que él suspiraba un pequeño gemido, pero yo lo apagaba con un beso bien plantado en los labios. Para eso, mis manos ya estaban colocadas sobre su pene. También dependía del día quién le sacara primero el pene al otro, aunque era más común que yo lo hiciera. No podía soportar más tiempo sin ver su delicioso miembro descubierto, erecto por mí. Lo primero que hacía era masturbarlo, con mis dedos pasando desde la base de su pene hasta la punta. Me encantaba sentir el líquido pre-seminal entre mis dedos. Minutos después, dirigía mi cabeza hacia su entrepierna, para darle un poco más de placer. Con la punta de la lengua comenzaba a lamer su pene. La pasaba en círculos sobre la cabeza, aprovechando lo resbaloso que ya estaba. Luego, la extendía por lo largo, y Aldo se retorcía de placer. Finalmente, me lo introducía completamente a la boca para chuparlo una y otra vez. Él me acariciaba la cabeza, haciéndome saber ...
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