1. Mi primera vez con Aldo II


    Fecha: 17/06/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... lo bien que se sentía. Al pasar de los minutos, se venía en mi boca, y yo lo tragaba todo. Luego seguía su turno, y así nos íbamos. A veces hacíamos más, a veces menos. Pero, un día, comenzamos algo más grande aún. Un día viernes salimos temprano de clases. Al llegar a su casa, comimos, aunque fuera más temprano. De esta forma, tuvimos mucho más tiempo para nosotros. Durante la habitual sesión de sexo oral, a Aldo se le ocurrió asomarse a su cuarto y al de su madre. Ella estaba dormida, con la puerta entrecerrada y la televisión encendida. Si había que tomar una oportunidad, era ahora. Aldo me tomó de la mano y me dirigió a su habitación. Cerró la puerta muy lentamente, colocó el seguro y giró hacia mí. En cuanto lo hizo, lo tomé de la nuca y lo besé. Desenfrenadamente, comenzamos a tocarnos por todas partes, y despojarnos de nuestra ropa. Desnudos, nos lanzamos sobre su cama, al costado de la habitación. Entre besos y toqueteos, colocó su mano sobre mis nalgas, y me introdujo un dedo en el ano, tal como lo había hecho aquella vez. Yo hice lo mismo, pero con dos dedos. No tardamos en repetir la escena de unos días antes, y nos acomodamos en forma de 69. Sentía que iba a explotar eyaculando, pero resistí. En eso, Aldo se levantó, y se puso encima de mí, mirándome fijamente. Lo besé ligeramente, y le dije que me cogiera. Él tomó mis piernas, las separó, y acercó su pene a mi ano. Primeramente, lo rozó, y lo pasó unas cuantas veces sobre mi trasero. Unos instantes después, su ...
    ... punta ya estaba ingresando en mi cuerpo. Nunca antes había sentido algo tan placentero. Era doloroso a la vez, pero lo bien que se sentía me impedía pensar en algún dolor. Lo mantuvo así unos segundos, y luego continuó introduciendo su pene en mí. Gemí de placer, pero Aldo puso su dedo en mi boca para que no hiciera demasiado ruido. Terminó de introducirlo todo y regresó. Sacó una parte, y luego volvió a penetrarme. Inició lentamente, y luego tomó velocidad. Aldo me estaba cogiendo. Sujetaba sus nalgas y lo impulsaba a que me lo metiera más profundo. Él me tocaba el pecho y las caderas con una mano. La otra, me masturbaba; me volvía loco. No sé cuánto tiempo duramos teniendo sexo. No fue mucho, dada nuestra falta de experiencia, pero fue sumamente gratificante. Yo me vine primero. Arrojé un choro de semen mientras me penetraba, pero continué sintiendo placer. Depsués, Aldo aceleró al meterme el pene, hasta que sentí que se vino dentro de mí. La sensación cálida de tener semen dentro de mi ano fue única y deliciosa. Cayó rendido sobre mí, a lo que yo tomé su cabeza y lo besé en los labios. Permanecimos juntos ahí, abrazándonos y besándonos, satisfechos por nuestra primera vez teniendo sexo completamente. Habíamos perdido la noción del tiempo, y ya era tarde. Afortunadamente, la mamá de Aldo seguía dormida. Nos vestimos y salimos sigilosamente de la habitación. Nos dirigimos a la sala y platicamos, esperando a que me llegara mi madre por mí. Así concluyó aquel día de extremo ...