1. Cógelo


    Fecha: 17/06/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: bargan, Fuente: RelatosEróticos

    ... movimientos pélvicos. Ella se giró para devolvérselo, esta vez boca con boca, lengua con lengua. El pene de Jorge resbalaba con total facilidad sobre el sexo de su mujer, recorriéndolo con toda su longitud y centrando el glande sobre el clítoris de ella, libre desde que desplazó la mano hasta el pecho derecho de Lidia. Ella, sin poder resistirlo más, abrió ligeramente sus piernas, y con un pequeño golpe de caderas, introdujo el miembro en su vagina con total facilidad. Jorge mantuvo sus movimientos aunque dándoles un plus de profundidad desde ese momento, mientras agarraba entre sus dedos el duro pezón que denotaba también la irrefrenable excitación de su pareja. Tras unos minutos de vaivén, caricias y besos, Lidia giró su cabeza hacia Jorge, y susurrando con la voz entrecortada, pronunció tan sólo una palabra: -“cógelo”. Él ya sabía a lo que se refería, y emulándola, se giró hacia la mesilla de su lado de la cama, de donde tomó un consolador, compañero habitual de sus juegos nocturnos. El tamaño era considerable, mayor aun que el del pene de Jorge, simulando además perfectamente las formas, el color y el tacto de uno real. Jorge se lo cedió a Lidia, a la que le faltó tiempo para llevárselo a la boca. Sabía lo que a su marido le excitaba mirarla mientras jugaba con él, lamiendo con su lengua cada pliegue, cada detalle, bajando hasta los testículos y ascendiendo hasta el glande. Jorge le había comentado en más de una ocasión, medio en serio, medio en broma, que si se tratara ...
    ... de un pene real, el propietario de la herramienta se habría corrido con mucha rapidez, víctima del excelente trabajo de Lidia. Ella cerraba los ojos imaginándose lo excitante que supondría disponer de dos varones en exclusiva, aunque nunca se lo había dicho abiertamente a su marido, pues su educación y su pudor se lo impedían. Tras brindar un exhaustivo trabajo al invitado virtual, extrajo el pene de su boca y lo dirigió hacia la vagina, la cuál, desde el nacimiento de sus hijos, había alcanzado una flexibilidad tal que le permitía unas hazañas dignas de la mejor actriz porno. Jorge le facilitó el trabajo acompasando sus movimientos con los de la mano de su mujer que empuñaba el dildo, hasta que finalmente ambos apéndices entraron simultáneamente en el sexo de Lidia. Poco a poco, Lidia introdujo el enorme pene hasta que los testículos chocaron contra su pubis, a la vez que con su mano derecha empujaba el culo de su marido invitándolo a que hiciera lo mismo con su pene. Una vez más, ella alcanzó una sensación de plenitud, se sentía totalmente llena, completa, abandonada al placer, tan fuera de control, tan excitada que a pesar de su habitual discreción, los jadeos dejaron paso a gemidos de placer y sus caderas comenzaron a moverse con verdadera violencia. Jorge acercó la boca al oído de su mujer, y sin dejar de penetrarla, le habló entrecortadamente: -“sabes que… necesitas dos… pollas para ti… lo sabes; dos hombres… dentro de ti…” Estas palabras fueron el detonante para que ...
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