A la orilla de la carretera
Fecha: 18/06/2018,
Categorías:
Primera Vez
Tabú
Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster
... él. Aquella cosa, dura y gruesa, entraba y salía sin cesar de mi cuerpo; jamás en mi vida había contenido un pene de tales dimensiones. Era tal que, al entrar totalmente en mí, me hacía sentir que me partiría en dos.De pronto sacó su pene y se incorporó colocándolo, ésta vez, frente a mi cara. Con brusquedad me obligó a introducírmelo en la boca.Yo, que ni a mi antiguo esposo se lo hacía, tuve que brindarle a aquel asqueroso una felación.El pene estaba cubierto por una viscosa humedad pero, pese a la repulsión que eso me provocó, aún así me lo metí a la boca. Aquel rudo hombre no se conformó con cómo se lo hacía y, con sus propias manos, sujetó mi cabeza. Como si mi boca fuera una vagina, la penetró violentamente, metiéndomela y sacándola con brutal rapidez. Sin embargo, en un momento que metió hasta el fondo toda su hombría, el glande chocó con mi úvula y me produjo nauseas.Fue en ese momento, mientras yo me apartaba de él produciendo arcadas, cuando me di cuenta que por una de las ventanillas de la cabina se asomaba Eva, quien asombrada nos miraba con los ojos muy abiertos.Desgraciadamente, al verme a mí, el malvado hombre también se dio cuenta de la presencia de mi hija y así, desnudo como estaba, salió de la camioneta para ir tras ella. Yo salí tras él.El ruin la alcanzó fácilmente cuando ella corría hacia el auto. Vi cómo aquel infame ya sujetaba a mi hija con brusquedad y la traía hacia la camioneta.—Te prometo, te juro que hago lo que me ordenes, pero déjala en paz —le ...
... supliqué con lágrimas en mis ojos.—Se la voy a meter por el chiquito —dijo aquél.—¡Sí, sí, métemela! Hazme lo que quieras pero no le hagas nada a mi niña, por piedad —le dije.Aquel ser sin entrañas me miró con una sonrisa burlona.—No me refiero a ti, no, a ti no. A tu hija, es a la que le traigo ganas desde hace rato. Está bien rica la condenada. Se ve que está en su punto —dijo, para mi espanto, al mismo tiempo que con su tosca manaza le oprimía uno de sus senos a mi pobre hija.Aquellas palabras me cimbraron. Aún ahora, al recordar aquel momento, me vuelven los temblores que me provocó la impotencia al saber lo que iba a pasar.—¡No! ¡No le hagas nada, te lo suplico! —le imploré.El canalla me cerró la boca de un bofetón.—¡Cállate! Si no quieres que le vaya peor, será mejor que cierres la boca.Volteé hacia ambos extremos de la carretera pero no logré ver a nadie. Estábamos allí solas, a merced de aquel desalmado.Con fuerza llevó a Eva al interior de la cabina y a mí me dejó fuera; desnuda, impotente; mientras aquel despreciable se encerraba con mi pobre hija que quedó bajo su voluntad.Yo no sabía qué hacer. ¡¿Gritar... correr?! ¿Quién vendría en mi ayuda? Ahí, desnuda en medio de la nada, lo único que hice fue mirar por la ventanilla mientras mi hija era desvestida violentamente en el interior de la cabina.Eva tuvo que tolerar los mismos manoseos que yo antes había padecido. Fue como verme a mí misma cuando aquel ser me violó minutos antes.Pude ver a mi hija con la ropa hecha ...