La asesora de Afore
Fecha: 29/09/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Las caderas se le marcaban demasiado con esa faldita, se veía muy buena la señora todavía. Hasta se le notaban mucho las nalgas, siempre pensé que estaba muy plana, nunca se le habían visto las nalgas tan claramente, es que esa falda era de tela muy delgada y le quedaba apretadita. Cuando iba abriendo la puerta sonó mi teléfono y era el vigilante preguntando por ella. Me dijo que el hijo de la señora del afore le pidió que le avisara a su mamá que iba a un mandado y regresaba por ella en una media hora. Colgué y la alcancé cuando iba caminando por el pasillo, rumbo a la salida. Le dije lo de su hijo y se resignó a esperarlo en la caseta, que seguramente el muchacho pensaría que ella se tardaría mas tiempo. La invité a seguir conmigo en mi oficina, que no era necesario que estuviera con los guardias y después de asegurarle que no me incomodaba accedió a entrar para esperar a su hijo. La invité a sentarse y yo me senté frente a ella, no en mi lugar, sino en la silla de visitas que está junto a la de ella. Así podía verle mejor las piernotas, pues la falda se le subía bastante, aunque ella hacia constantes movimientos por bajarla a tirones, medio apenada por mi decisión de sentarme frente a ella. No podía cubrirse mucho, los muslos gruesos le alzaban la falda pos la tela tan fina no podía contener sus redondeles. Estaba pero bien buenota la señora. Se le notaba nerviosa e incomoda, pero era incapaz de hacerme molestar. Mas bien se le veía contrariada por estar así conmigo, ...
... como que no se sentía digna de estar en mi oficina molestándome o incomodándome. Empezó a quejarse de su hijo, de que ya ni la amolaba, que cómo se le ocurría irse y dejarla allí así nomás. Yo le dije que no se preocupara, que probablemente él pensó que se tardaría mucho y decidió no estar perdiendo el tiempo. Me respondió que seguramente era eso, pues normalmente se tarda hasta una hora con sus clientes recogiendo algo y él, cuando la compaña, se desespera. Se empezó a relajar, ya no se jalaba tanto la falda para las rodillas y se le podía ver mas piel de las piernas, yo ya ni le despistaba y le miraba descaradamente los muslos morenitos casi hasta la mitad. Incluso de repente, cuando se descuidaba me fijaba bien y alcanzaba a verle los calzones. En todo ese rato no dejó de alabarme por cualquier cosa. Me decía lo buena persona que yo era, lo buen jefe que era, lo mucho que me querían todos, etc. La verga ya la traía bien parada, con la vista de esas piernas y ese sentimiento de poder que me daba esa mujer sobre ella. Sentía como me calaba la erección con el pantalón de mezclilla que me había puesto ese día. Mientras ella hablaba yo le miraba la boca y hacia cálculos preguntándome de hasta donde le llegaría mi verga bien metida en ella y si sabría mamar, si ya antes habría mamado vergas y cuántas. Como la miraba a veces tan casta e inocente, dudaba si seria buena para chupar, si se lo chuparía a su marido, etc. Ya no aguantaba la presión de la verga torcida en el pantalón, me ...