Azúcar
Fecha: 22/06/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... haciéndome caer. Cuando me zafé fui saludando una por una a las chicas, y a Carles, y por último a los otros dos chicos restantes. Me entretuve un poco más en Noemí, y de manera ladina, en su busto, para luego acabar tumbándome en mi toalla y preparándome para pasar una tarde llena de alusiones a juegos eróticos, bromas pesadas y baños locos. Cuando el sol se puso en el horizonte, quedamos en el parque del camping y nos fuimos a arreglarnos. Cual fue mi sorpresa cuando Noemí comenzó a caminar a mi lado. ¿A dónde vas, guapa? A mi casa - dijo, refiriéndose a su caravana que asombrosamente resultó ser la que se contemplaba desde mi ventana. Tras algunos devaneos infantiles ella se introdujo en su caravana y me despidió. Yo me introduje en la mía, tras gritar que me marchaba al bar a comer algo, ya que mis padres no estaban, cosa que resultó ser verdad y de la que me enteré leyendo esta nota: <<Hemos salido a cenar al pueblo, volveremos tarde>> Bastante concreta, por cierto. Me alegré y me dispuse a observar la ventana de la caravana de Noemí, desde la mía, o mejor dicho desde el resquicio que había entre la pared y la persiana que eché para pasar desapercibido mientras le espiaba. La tenue luz de una maldispuesta farola, me permitía ver lo que allí ocurría Quiso el destino que su cama estuviese también tras aquella ventana, y pude ver, desde la sobriedad de la noche, como la chica se tumbaba sobre la cama a juguetear con su perrito, totalmente desnuda Creyéndose segura por el silencio de la noche, abrió la ventana y resopló debido al calor que hacía, luego, tras mirar en todas direcciones, sacó una de las pantorrilla por la ventana y comenzó a dirigir sus manos a su entrepierna. Yo sentí una terrible erección, la primera en aquel camping, que, debido a los juegos que se irían perfilando directa o indirectamente a través de aquella escena, no sería la última... Continuará...