Observando a Ana en el garage - Relatos Eróticos

Observando a Ana en el garage

... mujercita se deslizaban por esa larga verga negra con cada embestida en su castigada concha. Ella se movía tanto, que parecía querer salirse de esa tremenda estaca negra; pero nunca lo hizo.Después de que Ana tuvo un intenso orgasmo que le dejó las piernas temblando, pidió que le permitieran descansar un minuto. Luego de recuperar el aliento, se acostó boca arriba sobre el auto y permitió que Charle la cogiera en la posición del misionero…Naturalmente, mi dulce esposa gritó, aulló y jadeó como nunca, mientras ese negro incansable le bombeaba la concha sin demostrar misericordia; a un ritmo realmente infernal.Cuando acabó dentro de ella, Ana se recompuso; besó a ambos hombres y les dijo que los volvería a ver más tarde esa misma noche…Los dos negros sonrieron y salieron de allí en silencio.Ana recuperó sus calzas de gimnasia, mientras yo me deslizaba en silencio de regreso a mi estudio.Cinco minutos más tarde Anita se asomó a la puerta, brillando radiante con la expresión que tiene en su bello rostro cada vez que ha sido recién cogida…Sonrió, diciendo que iba a cocinar algo para la cena.Antes de salir, me miró preguntando muy suavemente:“Amor… no te importa si después de cenar vuelvo a ir al gimnasio…?”Ronroneando como una gata, agregó:“Realmente necesito practicar un poco más el estiramiento de mis piernas…”