El cachorrito
Fecha: 24/06/2018,
Categorías:
BDSM
Autor: pupete{DF}, Fuente: SexoSinTabues
Mi-mi dueñla desea que publique este relato, para asi poder conocer y-y contactar con quienes les guste y compartan gustos... Es un relato que escribo en mis ratos libres, con el fin de enseñar el modo de vida que mi Ama desea, espero que les gusten. Derrepente me desperte, con el corazón agitado y el cuerpo tembloroso. Asustado,gire mi cabeza por todas partes, mirando aquel cuarto en el que me encontraba. ¿Donde estaba, que lugar era este? ¿Como había llegado hasta allí? Y sobretodo... ¿Quien soy yo?. Tenía mil preguntas rondando por la cabeza, era incapaz de recordar absolutamente nada, ni mi nombre, ni de donde era, ni siquiera mi edad... Me encontraba de rodillas, completamente desnudo en aquel oscuro cuarto, con las manos completamente alzadas, atadas de unas muñequeras negras que llevaba puestas con una cadena al techo. Las rodillas separadas levemente y los pies separados por una barra metálica que los mantenía bien separados, cogida a unas tobilleras negras, iguales que las muñequeras. Una puerta enfrente mía se abre, saliendo de esta una luz cegadora para mis ojos acostumbrados a la oscuridad del cuarto, pero en medio de esa luz cegadora se dibujaba una sombra, la sombra de una persona, que poco a poco se acercaba con lentos pasos hacia mi: - buenas cachorrito... -Mmmpppffffff!!! Mi grito de rabia, dolor, miedo y furia fue tristemente apagado por la mordaza que llevaba puesta, con el miedo que llevaba desde que desperte y el tiempo que la debería aver llevado puesta ...
... hicieron que no la recordaba llevar puesta, y el sudor hacia que apenas notase la saliva que deslizaba por mis labios y bajaba por mi cuello hasta acabar por mi pecho. Era una mordaza de bola con agujeros, por los que deslizaba y caía mi saliva. -Los animales no hablan. Me revuelvo y forcejeo con mis ataduras, furioso y agotando la poca energía que me quedaba. -nada de lo que hagas servirá, su voz era un poco ronca. Se acercaba con lentos pasos hacia mi, mientras mi cuerpo permanecia colgado y quieto, agotado tras tanto forcejeo, tan solo mis ojos se mantenían altos, fijos en aquel hombre que me había atado en este oscuro lugar, quería verlo bien, si iba a morir, quería saber bien quien lo haría. Cada paso que daba, podía reconocer una parte más de él. Era un señor grande, tanto en altura como en complexión, debía tener entre 40 y 50 años. Barba dejada de varios días, un pelo canoso con 2 dedos de grosor, manos grandes y robustas, tripa cervecera de cincuentón y de vestimenta tan solo una camiseta corta blanca, con un dibujo en medio, unos vaqueros y unos zapatos negros. -te voy a explicar bien las cosas cachorro, y espero que te portes bien y seas bueno, no me gusta ser malo... Me cogió del mentón con una mano, y suavemente me alzo la cara, fijando mis ojos furiosos y rabiosos, enfrentándose a su mirada gélida, acompañada de una risita que me sacaba de quicio. Cogió una silla y se sentó enfrente mía, a tan solo 1 o 2 metros de mi, y cara a cara, comenzó a responderme todas ...