1. En la red


    Fecha: 25/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hacía calor, bastante calor para ser las 10.30 de la mañana. La bahía se extendía ante mis ojos, y los de mi aun somnoliento novio Enrique. El hamaquero empezaba a acercarse a los primeros en hacerse con los servicios de sus tumbonas y sombrillas. El ambiente estaba algo enrarecido desde nuestra discusión nocturna acerca de lo que yo entiendo por llevarme bien con mi próxima suegra y la opinión que tiene al respecto Enrique. En tres meses era la primera vez que por la mañana no me daba un beso al despertarnos. De hecho él seguía durmiendo hasta que le he recordado la hora que era. Mientras él se duchaba, me enfundé ese bikini negro que me regaló al tercer día de conocerme y que aun no había estrenado (otra de las razones para discutir) Me considero una chica algo modosa y poco exhibicionista. Y eso que según Enrique tengo una percha para parar el tráfico de Barajas. Nos tumbamos en la arena, y al acercarse el chico le pagamos. Me quedé en short y la parte superior del bikini y me puse las nuevas gafas de sol que me regaló mi hermana por mi cumpleaños. A los diez minutos pasó un grupo de chicos y chicas de unos treintaytantos en dirección a una zona libre de tumbonas en la que había dos postes de madera anclados en la arena. Y de una bolsa sacaron lo que luego sería una red de unos 5 metros. -Un partido de Volley ball. Mira Eva, me dijo, ¿no jugabas tu al volley de más jovencita? -Sí, le dije tras incorporarme lentamente. -¿por qué no les pides para jugar con ellos? -No ...
    ... tengo ganas ahora, prefiero tomar algo el sol. Enrique se quedó pensativo y regresó a las páginas centrales de su periódico deportivo. Pasó algo así como media hora. Yo aun no me había bañado, sumida en el relax de los rayos tonificadores sobre mi pigmentada epidermis. _Hola!,me llamo Sonia, espetó una mujer que aparentaba unos treinta años aunque luego acabaría enterándome de que tenía 42. Nos hace falta un jugador. Toni, el chico aquél del fondo_nos dijo señalando a un hombre joven de complexión robusta– se tiene que ir al aeropuerto. -Es tu oportunidad, Eva, demuéstrales lo que retienes. -No, no - dije mientras me apartaba las gafas para observar mejor al grupo a unos 30 metros de distancia. Aparentemente eran mitad chicas y mitad chicos. Ellas extranjeras casi todas, alguna de ellas en top less. Entonces Enrique que tambien se había incorporado y miraba al grupo con el mismo interés que al suculento busto de Sonia, dijo que entonces iba él. E hizo ademán de levantarse. De hecho se levantó. Fue entonces cuando reaccioné y me adelanté. -Iré yo, dije aparentando un recobrado entusiasmo por la disciplina ya olvidada, y no practicada desde hacía años. Enrique no tuvo tiempo de reaccionar. Cuando musitó algo apenas audible yo ya estaba más cerca del grupo que de él. Me giré una vez allí y le mandé un beso con la mano. El se sentó y regresó a su diario deportivo -Vas con ellos, me dijo Sonia presentándome a los integrantes de mi nuevo equipo: Karen, una holandesa de unos 22 años, ...
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