La Educación de William
Fecha: 29/06/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... sus hermanas y su madre la miraban con una sonrisa cómplice. Se plantó delante de él y agarrándolo por el pelo, le levantó la cara con la mano izquierda, obligándolo a mirarla directamente, aunque su estatura era inferior, mientras con la mano derecha le soltó una tremenda bofetada que resonó en todo el salón. William se tambaleó y por reflejo, sus manos, que cubrían su pequeño miembro, subieron a la cara adolorida y más enrojecida aún... Se tambaleó y estuvo a punto de caer, pero la pequeña Dulce vino en su ayuda agarrándolo del erecto miembro, ahora sí a la vista, goteante y rojizo, y así sostenido entre sus dedos pintados, pequeños y frágiles, le asestó la segunda en la otra mejilla con mayor fuerza que la primera, lo cual vino a provocar sollozos contenidos del cautivo Willliam, prisionero su miembro en las manitas de Dulce María que le pasaba los deditos de arriba abajo, lo movía alternativamente para los lados, le movía las bolas hacia los costados, adelante y atrás, sopesándolas y admirándolas y luego volvía a apretar con mayor fuerza el miembro, desde la raíz, haciendo una tortura para William su erección... con las manitas de Dulce María empapadas de un líquido viscoso que a ella le pareció excitante y mayor en cantidad que los que había conocido. Estuvo un largo en esta somera inspección, se arrodilló a pesar de su corta faldita, quitándose de la cara los mechones de pelo que la impedían una completa vista del juguete de sus sueños, apretó sus piernas, una a una, ...
... comprobando la dureza de sus músculos, y terminó diciéndole : "Nunca tendrás el miembro tapado para nosotras. Es nuestro, nos pertenece y haremos con él cualquier cosa que queramos, ¿entendido, animal? Sí, linda. "¿Cómo dijiste? Otra cachetada tronó en la habitación seguida de dos más con lo cual el estupefacto William tuvo que volver a gimotear. "Te dirigirás a mis hermanas y a mí con el prefijo: Mi Señorita y luego nuestro nombre, sin omitir ninguno de los dos nombres... yo para ti soy: Mi señorita Dulce María" ¿entendiste, estúpido animal? Sí, Mi señorita Dulce María. ¡Más fuerte! Una cachetada más completó la pequeña golpiza en la cara de William e inició su rigurosa educación. Sí, mi señorita Dulce María. La chiquilla no cabía en sí de la excitación... nunca había sentido tan vívido el placer de tener un hombre adulto a su merced... quería en ese momento suplicarle a su madre que se lo dejara por unas horas, para saciar sus ansias de locuras, pero pensó que ya habría tiempo de sobra, toda una vida o hasta que se cansara, y que su madre sería la primera en gozar de ese caliente y duro miembro entre sus piernas, un poco pequeño, pero bello para ella y para sus designios. Así, que una vez que se hubo presentado ante William, miró a su madre quien se levantó seguida de María Clara y ordenó: "Póngannlo en esa silla con el culo levantado. Cada una de Uds. podrá tener la satisfacción de darle veinte correazos en las nalgas... Eso será William querido, para que de una vez por ...