La Educación de William
Fecha: 29/06/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... todas sientas nuestro poder, lo haremos sólo por diversión y porque desde hoy te acostumbrarás a ser azotado por tus faltas o por nuestro capricho. Debes tratar de adivinar nuestras órdenes, pero aún completamente satisfechas, podremos castigarte. Así que nunca sabrás lo impredecibles que somos y te esmerarás por aprender cada cosa que nos excita, cada deseo nuestro para complacerlo a costa de lo que sea. ¿Entiendes, burro inútil? Sí, Mi señora Maria Victoria... Muy bien, algo te enseñó Dulce maría...tu primera lección de hoy. Luego de lo cual, acostaron a William sobre el regazo de su novia, quien se levantó la falda para apretar entre sus piernas el duro miembro de William y así, con el culo al aire, empezó la lección a correazos. ¿Quién eres tú? ¡Suas! Un golpe en una nalga Soy su esclavo, Mi señorita Angélica. ¿Para qué viniste a esta casa? ¡Suaz! otro correazo en la siguiente nalga. Para servirlas y obedecerlas, Mi señorita Angélica. Y así, uno a uno, los correazos marcaron las nalgas del cautivo mientras que al caer el golpe, su miembro se contraía entre las piernas de María Clara quien al borde de la excitación, se masturbaba mirando su sollozante novio. Al tomar la correa Dulce María, los sollozos de William se estaban convirtiendo en auténticos chillidos y sus súplicas no hacían más que terminar de excitar a la chiquilla que se esmeraba cuidadosamente en recorrer cada centímetro de sus piernas, de sus glúteos dejando la espalda para la jefa de la familia. Pero ...
... Maria Victoria no quiso marcarlo más...solo sus glúteos enrojecidas, sus piernas marcadas con gruesos cardenales serían suficientes por ahora. Mañana sería su casamiento y bastante difícil sería disimular los ardores debajo de la ropa. Con mucho pesar para Maria Clara y Dulce María, terminó la lección de William....pero la chiquilla habló en privado con su madre suplicándole que le permitiera alguna ociosidad. Se puso de acuerdo con su hermana María Clara, voltearon a William que aún lloraba como un chiquillo, pero que tenía su miembro milagrosamente más alargado y completamente mojado, lo acostaron en el suelo y mientras su novia lo masturbaba furiosamente, Dulce María puso su pequeña y depilada gruta sobre la boca del cautivo mientras, agarrándolo una vez más por el pelo le ordenaba: "Chúpame primero todos esos jugos que me has provocado con tu perverso miembro, méteme la lengua cuidadosamente en el culito y límpiamelo, luego me haces tener un orgasmo ya mismo o te acabo a bofetadas!" Se subió la corta faldita, se hizo a un lado el tanga y puso alternativamente el culito y la cuca al alcance de la lengua entrenada de William, que chupó y limpió golosamente como si en ello le fuera la vida. Dulce María estaba transformada: su inocente carita ahora semejaba una pequeña perra en celo, sus mejillas sonrosadas, su mirada brillante y sus gritos de alegría y excitación, dominaron la escena que sus hermanas y su madre contemplaban con satisfacción enorme. María Clara hubiera querido ...