1. Entre-acto. Despertar en el intervalo


    Fecha: 02/07/2018, Categorías: Dominación Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... suficiente, y gime arañando levemente mi pecho, ese gemido es de placer, se reconocerlos, otras veces se abrazan con fuerza restregando su cuerpo con el mío. Algunas me piden algo sorprendente en esos instantes, gimiendo en mi oído, algunas al borde del llanto, me piden que no me mueva cuando quiera terminar, ellas quieren moverse y procurarme el orgasmo. Algunas me dicen de pedir hora, que quieren repetir el polvo, y siempre lo dicen una sonrisa atontada, y todas sin excepción dijeron que la postura era genial, se sentían sometidas y dominadas por una bestia que doblaba sus cuerpos para penetrarlas más profundamente. Una muy graciosa dejo que iba hacer un club, solo admitiría a las bien folladas. —Insisto, aunque me estás calentando los cascos, me estoy mojando las bragas pensando esos detalles que describes, mi humedecida vagina te está esperando. —Dejará de ser un misterio y yo pierdo esa estrategia y por supuesto la táctica en esa corta batalla. Y tú has preguntado. Además preciso de un saco resistente, una maza o martillo, y polvos de talco. Y por otro lado, y esa madera que se utiliza en las brochetas y pinchos, es fino alargado y puntiagudo, Y por último una hoja de celofán azul oscuro, es vital. —Supongo que mañana tendrás todo, aunque podías venir ya que no lo puedo encargárselo a nadie. Y pensándolo bien, a cambio de todo eso, deberás pagarme. —Di el precio, por supuesto que pagaré todos los materiales. —Un largo polvo, invéntate uno diferente, mínimo como ese que ...
    ... me ha puesto a cien. —Piensa en esa recreación, no se el guion que tienen preparado. No me escuchaba. —Ese largo polvo será después, cuando termine todo, me da igual el resultado, sé que mi padre no se da cuenta de que puede terminar mal, y todo por esa manía de la recreación, y me contó el muy cretino, que le hubiera gustado haber estado consciente de su salvamento, sentir esa sensación de peligro de muerte y le jode que tú lo minimices, la quitas hierro al tema mientras que los otros dos hicieron lo contra. —Vamos a la calle, a ver cómo te sientes, mientras voy hablar con mi padre, el saqueo de tu coche no le va a gustar nada, habrá hostias. La tarde se marchaba deprisa, y el frescor me sentó muy bien, no vi ningún coche, a saber dónde estaba aparcado. Me alejé hasta la arboleda, lejos vi uno de los bordes del pantano de San Juan. La vi venir andando deprisa. —Se ha enfurecido de una forma que desconocía, ha llamado a todos los jefes de clan, como dije habrá hostias. Vamos a Pelayos, encontraremos todo eso en el almacén, es un mercado donde se compra y se vende de todo. Espera junto al camino, voy a por el coche. Salimos de la zona cerrada, en la puerta dos bestias llenas de tatuajes, moteros. Agacharon la testuz, reconocían al coche, yo les ignoré como ellos a mí. El movimiento de las piernas de Tillia llamó mi atención, llevaba una corta y fina faldita, se había cambiado, y su faldita de fino tejido se iba subiendo, si me sentaba bien, llegaba a ver las bragas, bueno no, ...
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