La chica del Boing
Fecha: 02/07/2018,
Categorías:
Masturbación
Tabú
Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster
... coraza y la abordé.Tras una torpe introducción de mi parte la chica aceptó una invitación a comer. Así que la llevé al Aguaje. En el camino no pude dejar de sentirme como un niño que había conseguido su capricho, aunque se me hacía particular su sonrisa cuando le hube hecho la propuesta, además de que sentí cierto tono condescendiente al aceptar ir a dicho restaurante. Era como si ella supiera que...—Ave María —dijo de pronto un tipo trajeado que salía del restaurante al mismo tiempo que nosotros íbamos a entrar. Con total confianza abrazó a mi compañera pese a estar yo presente—. ¿Cómo estás? —continuó.La chica, sin vergüenza alguna, no sólo correspondió a la familiaridad mostrada por el individuo sino que le dio franco beso en la boca como correspondiente respuesta al saludo.—Bien, ¿y tú? ¿Ya vas de salida? —le dijo ella.—Ya, ni modo, hay que chambearle para seguirse dando estos gustos. A ver cuando nos vemos, ¿no?—Claro, hay que hacerlo pronto. Ya tiene rato que no me llamas. Qué se me hace que ya me estás cambiando.—No, que va. Ya sabes que tú eres la de cabecera, mi preferida, sólo que... ya me conoces, me gusta probar la variedad.Con un beso bien tronado ambos se despidieron y yo, ahí de tonto, fui entendiéndolo apenas.—Ahí me la cuidas —me dijo aquél, como si...—¿Eres prosti...? —le pregunté.—Acompañante, amor —me corrigió con tono enfático.Pese a todo nos sentamos ante una mesa y comimos. Mientras lo hacíamos la veía sin poder... es decir, de principio no me habría ...
... imaginado que mi acompañante fuera... no, no tenía el tipo. No es que no fuera atractiva, claro que lo era; ya lo he dicho. Sólo que no encajaba con el tipo de... bueno, una e s c o r t, de una profesional. De eso. No sé, pero como que una chica así viste de manera más obviamente provocativa, o incluso tienen implantes, un maquillaje más cargado; además o tienen coche o usan taxi para llegar a los hoteles. Como que no creo que anden en metro.Aún así, ciertamente el hecho de que anduviera por la zona concordaba con...—¿Estás decepcionado? —de repente me preguntó.—No... no. Es sólo que... Me sorprendió. —sí, soné tonto—.—¿Qué...? El que pueda sacar provecho de lo que provoca mi cuerpo en ustedes, hombres —y sonrió con total superioridad.Y oyéndola regresó a mi mente como un relámpago la imagen de sus tremendas caderas, de sus bien dotadas asentaderas y sus rollizos muslos. Nadie, o casi ningún hombre, dejarían pasar por alto unas turgencias que se movieran tan sensualmente al caminar, así como las había visto en el pasillo de la estación. La mayoría no renunciaría a mirarlas hasta perderse del alcance visual.Ave María, como se hacía llamar, era muy consciente de lo que su cuerpo provocaba al transitar; de las miradas que atrapaba. Y claro, era obvio que por tanto había notado mi interés desde el principio.De plano me sentí como un tonto que había creído ligarse una chica así de bonita demasiado fácil.Obviamente, ya que estábamos ahí, no dejamos de subir a una habitación luego de ...