Un terceto en nuestra propia cama
Fecha: 04/07/2018,
Categorías:
Anal
Fetichismo
Sexo con Maduras
Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster
Un terceto en nuestra propia camaUn viernes por la tarde, mientras regresaba de la oficina, recibí una llamada de Anita, diciendo que no se aguantaba más las ganas que tenía de coger y que había invitado a Ricardo a cenar, para ver si el mecánico le calmaba un poco la ansiedad a pura verga.Cuando llegué a casa casi tuve un infarto; Ana ya se había preparado para la ocasión, usaba unas calzas plateadas bien ajustadas, el culo se le marcaba perfectamente sin tanga ni nada parecido, una remera de hilo también ajustada que realzaba el tamaño y la dureza de sus hermosas tetas y por supuesto sus pies enfundados en unos tacos infernales que solamente las putas callejeras podrían usar. Esta vez ni me dejó acercarme, diciéndome con cierta ironía:.“Esta noche me va a disfrutar solo mi macho, vos vas a poder mirar nada más…”La quería matar, cogérmela allí mismo en el piso de la cocina, antes de que llegara el otro hijo de puta, pero todo fue inútil. Solo podía hacerme una paja de mirón.Al caer la noche apareció el sonriente Ricardo, acompañado por una chica que rondaba los cuarenta años, a la que presentó como su pareja.Era una mujer no demasiado bella pero muy sensual, con un cuerpo muy modelado por la gimnasia, tetas firmes y un culo bastante prometedor, que podía adivinarse debajo de su falda bien ajustada.Se llamaba Gabriela y desde el primer momento intuí que el nuestro iba a ser un encuentro interesante.Mi esposa parecía un poco decepcionada por la nueva adquisición de ...
... Ricardo, pero el turro se las arregló para acercarse a ella y meterle una mano por debajo de las calzas, mientras su novia conversaba de espaldas conmigo. Le masajeó un poco la concha y después sacó la mano, llevándose los dedos a la boca para saborear la lubricación que ya tenía mi mujercita.Algo extraño se traía entre manos, yo estaba seguro que, en algún momento de la noche, iba a encontrar la manera de cogerse a Anita como fuera, delante de esa otra mujer o a escondidas.La cena se desarrolló en un ambiente distendido, cada vez que yo levantaba la vista me encontraba con la sensual mirada de Gabriela en mis ojos, que estaba sentada frente a mí. En un momento sentí que su pie descalzo intentaba abrirse paso entre mis piernas, para luego apoyarse sobre mi verga y comenzar a masajearla, sintiendo entonces que una fuerte erección iba apareciendo.Mientras hacía eso, ella me sostenía la mirada y hablábamos de cualquier tema…Después de los postres Ana recogió los platos y anunció que iba a la cocina a preparar café. Naturalmente, Ricardo, aprovechó la ocasión para decir que la acompañaba a ayudarla.Gabriela y yo nos acomodamos en los sillones, mientras la música sonaba suavemente.A pesar de ello, podía oírse desde la cocina unos gemidos que llegaban un poco apagados, por lo cual supuse que Ricardo ya se estaba cogiendo a mi esposa.La mujer de mi amigo también parecía prestar atención a los sonidos extraños, pero continuaba provocándome sensualmente, mientras se acariciaba las ...