¿Abusadoras…?
Fecha: 07/07/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: pompita, Fuente: CuentoRelatos
La típica fantasía ésa de hombres que sueñan ser violados por mujeres, en mí, se dio en mi primer debut sexual. Ya hacía algún tiempo que salía solo en las noches aunque cuidándome y no volviendo muy tarde a casa, pero sin tener además, esa libertad de andar de putas o buscar furtivas maneras de contactarme lujuriosamente con mujeres. Era, digamos, un chico recatadamente formalito, seriecito, buenito digamos. Pero las efervescencias eróticas iban timbrando en mis naturales sentires, y esas volcánicas pasiones que en mis lujuriosos deseos me llevaban a desear sólo a mujeres como deseo sexual a satisfacer, me iban chiflando cada vez más y más fuerte para dejar de ser de una buena vez un pajarraco que no iba más allá de lo que solía ir, y decidí entonces... ahondar en mis incursiones nocturnales, en busca de amorosas aventuras amatorias. Debo aclarar que vivía yo en una finca alejada de otros humanos que no fueran mis padres y mis dos hermanos varones menores que yo, y habiendo transcurrido mi escolaridad en un sistema rigurosamente privado con docentes que venían a casa a esos efectos, mi relacionamiento con chicas hasta esas adolescentes edades... eran patéticamente nulas casi. Sólo cuando con mis padres íbamos hasta el pueblo, tenía la oportunidad de hablar algo con algunas, pero inmediatamente era eso cortado con bruscas órdenes de mis padres para regresar a la finca. Haberme inscripto en la Universidad hizo que mis padres me mudaran a la ciudad comprándome para mayor ...
... comodidad un apartamento en el centro donde pasé a vivir solo mientras desarrollaba mi etapa estudiantil, y ahí...recién ahí, fue cuando comencé esas salidas nocturnas de las que al comienzo hablaba. Me sentía como perrito que lo desatan de una cadena y corre desaforado desahogándose, pero que al no estar acostumbrado a la libertad, rápido retorna al sosiego retomando su pasiva costumbre de quietud. Por eso, lo de mis retornos rápido a casa en esos iniciales comienzos de mi libertad absoluta. Pero vallamos de una buena vez al grano de mi asunto, que muchas vueltas le estoy dando a la cosa. Aquella noche había salido yo más caliente que un burro, y viendo por todas partes esas muchachas que al salir de marcha andan como alborotadas en celo desaforado, al así verlas, también yo, exacerbada mente mi masculino celo excitaba. Había decidido ir hasta una verbena allá en una zona de parques y suburbana de la ciudad, y decidiendo tomar un atajo por un largo sendero que atravesaba un boscaje, allá iba yo caminando, cuando desde otro transversal sendero, aparecen en sorpresiva visión a mi mirar, aquellas siete hermosísimas muchachas tan exuberantes como desfachatadas que, al verme, sueltan gritos como de estúpida exclamación excitada, para exclamar una de ellas a voz en cuello aquello que así sonó estridente entre todas: -"Miren!!! ¡Justo le que veníamos hablando: un macho divino apareciendo para violarlo entre todas aquí en el bosque!!!" A coro, estallaron las carcajadas de las demás. Yo, ...