Solo una paja...
Fecha: 07/07/2018,
Categorías:
Masturbación
Sexo con Maduras
Voyerismo
Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster
... muy delicadamente entre el índice y el pulgar y con ellos empezó a subir y bajar, dejándole el prepucio al descubierto.Mi amigo gemía de vez en cuando, mientras mi esposa seguía con su movimiento vertical, masturbándolo ahora ya con tres dedos. A veces me miraba a mí con una mirada cómplice, a veces lo miraba a él para ver su reacción. Lo estaba pajeando despacio, haciendo que la piel del prepucio se deslizara lentamente sobre éste para luego bajarla de manera brusca, para que todo el glande quedara al descubierto…Gerardo finalmente se entregó, cerrando los ojos y echando la cabeza para atrás, dejando que mi mujer se encargara de darle placer. Desde mi sitio podía ver cómo las venas de esa pija se estaban hinchando cada vez más.Anita sin dejar de mirar esa verga, con su rostro muy relajado, iba aumentando el ritmo de su mano muy lentamente. De repente, sin soltarla ni por un instante, mi mujercita se arrodilló y empezó a lamerla…Gerardo y yo nos quedamos atónitos, pero él no dijo nada y yo no pude reaccionar en ese momento. Nos miramos en el preciso instante en que Ana se metía la verga en la boca, empezando así una tremenda mamada que no estaba prevista en nuestros planes originales.Mi amigo me miró como pidiendo perdón y luego se abandonó otra vez; sintiendo que su verga ahora estaba metida por completo dentro de la garganta de mi esposa.Para terminar de sorprenderme, mi dulce mujercita de repente se incorporó, se levantó el vestido lo suficiente como para correr la ...
... tanga a un lado y se puso a horcajadas sobre la verga tiesa de mi amigo. Miró hacia atrás, buscando mi aprobación y enseguida se deslizó hacia abajo, sintiendo que esa gruesa pija erecta la penetraba. Se empaló gimiendo suavemente, mientras mi amigo abría los ojos sin entender nada. Ni yo tampoco…Ana comenzó a moverse sobre la verga de Gerardo, balanceándose lentamente. Había un silencio increíble, sólo se oían los suaves ruidos que los muslos de mi esposa hacían al chocar contra el vientre de Gerardo.De pronto los gemidos de ambos empezaron a tapar los sonidos de las penetraciones. Los jadeos de mi mujer empezaron a destacar sobre los mi amigo; pude adivinar que le faltaba poco para alcanzar el orgasmo.Aumentó el ritmo de sus balanceos, apoyando sus manos sobre los hombros de Gerardo. Comenzó a gritar como una loca, mientras su grácil cuerpo se contorsionaba de placer. Mi amigo entonces la tomó por las caderas y la sostuvo con firmeza, mientras sus contracciones me dejaban saber que ese hijo de puta estaba acabando dentro del cuerpo de Ana.Los dos pronto se calmaron y Ana se levantó en silencio, yéndose al baño.Cuando regresó, ninguno de los tres dijo nada.Gerardo se acomodó sus ropas y anunció que se retiraba. A solas en la puerta de calle, me dijo que lo habíamos impresionado y que él estaba equivocado en lo que nos había dicho al principio.Luego de despedirme de él, regresé al dormitorio.Ana me esperaba en la cama, apenas vestida con una camiseta negra transparente y tacos ...