José y Manuel
Fecha: 07/07/2018,
Categorías:
Gays
Voyerismo
Autor: johansarkisian, Fuente: CuentoRelatos
"La primavera es para los jóvenes" recuerdo haber leído en un poema, y no puedo estar más de acuerdo. Con dos meses de relación a cuestas, Diego y yo estábamos ilusionados uno con el otro. Los mensajes de texto en medio de las clases me distraían del equilibrio químico y las funciones inversas. Mi gran sueño de la universidad se vio eclipsado por un hombre muy guapo, pero a veces demasiado travieso. ¿Por qué lo digo? Sus ideas eran muy descabelladas hasta para mí. Una vez me sugirió que deberíamos ir de la mano al salón, le parecía divertido ser controversial. Yo, por otro lado, prefiero más la sutileza. "Si hay que llamar la atención en un salón de clases, que sea por tus calificaciones" le dije yo una vez, justo el mismo día que se puso inquieto, más de lo normal, queriendo preguntarme algo. -¿Tienes planes para este sábado? -No, nada, ¿algo en mente? -Tengo una reunión familiar por la noche, no suelo asistir pero este año lo han organizado mis padres en mi casa, así que no hay de otra. ¿Vamos? -Normal, pero ¿cómo iremos? -No importa cómo te vistas amor, igual estas guapo. -¡Nooo! -Me reí de su ocurrencia- Me refiero a nosotros, si iremos como amigos o... -Oh. Ya veo. Bueno, si me preguntan, respondo. Sino, pues al pincho. Además estaremos comiendo en un rincón solos tú y yo, vas a ver. Nadie nos va a molestar, somos expertos en el arte de la invisibilidad después de todo. Y así de repente, Diego hizo de lado mi maratón pizza-café con DVDs de Madonna que tenía planeada ...
... desde hace semanas. Para no levantar sospechas sobre nuestra exclusividad de atención -tampoco íbamos a estar mirándonos toda la noche- Diego me sugirió que lleve a un amigo confiable, para conversar en grupo y pasarla chévere. Me pareció buena idea, porque uno nunca sabe cuándo si al final se queda solo en una reunión sin conocer a nadie a su alrededor. Y me decidí por llevar a mi amigo Manuel. Lo había conocido hace meses, en los comentarios de un grupo de Facebook, y desde entonces se había vuelto un amigo inseparable. Tenía 18, era más bajo que yo, muy delgado y pálido como una hoja de papel. Su abundante cabello castaño y sus pecas en las mejillas, sumados a una casaca jean con una camiseta blanca le daban un look de lo más retro y varonil, aunque de cara seguía siendo un niño muy tierno y dulce. Le dije por whatsapp sobre el sábado y no dudó en acompañarme, sería una magnífica oportunidad para presentarle a Diego de una vez. Llevaba queriendo conocerlo desde que le hablé de él, pero nunca se dio la oportunidad. Y el sábado llegó. En todo el jardín de la casa habían colocado luces blancas, mesas circulares y la música sonaba muy alto. Era una canción de Juan Gabriel la que sonaba, y ya el ambiente estaba muy animado, aunque apenas eran las nueve de la noche. Fui junto con mi amigo Manuel, quien en todo el camino no se cansó de preguntar sobre Diego. Hasta un poco de preocupación sentí, pero lo dejé ir. Confiaba en mi novio, y en las buenas intenciones de mi amigo también. En ...