Convertida en una puta por la culpa de mi hijo
Fecha: 08/07/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Sexo Duro
Sexo en Grupo
Autor: delmos2007, Fuente: xHamster
Convertida en una puta por la culpa de mi hijoEsta es la historia de Irene, una madre sencilla y corriente que sentía un gran amor maternal por su único hijo, pero que por circunstancias inesperadas terminó convirtiéndose en su puta, en su objeto del deseo. Regresaba su hijo Carlos después de dos años en Estados Unidos con una beca de prácticas. Dos años sin verle, dos años sin estar con él, su tesoro, qué feliz estaba Irene. Carlos, de veinticinco años, estudiante de Farmacia, era su único hijo y le amaba por encima de cualquier cosa. Irene tenía cuarenta y cinco años, estaba casada con Miguel, un hombre de negocios que ya rodaba los sesenta y cinco años, un hombre veinte años mayor que ella pero del que se enamoró cuando era muy joven. Era feliz con él, aunque a veces tenía problemas con el alcohol y entonces esa felicidad se resquebrajaba. Era un hombre serio y taciturno. Ella, en cambio, era más viva, más abierta, era la cara agradable del matrimonio, quizás por esa diferencia de edad. Era una mujer guapa y elegante, aunque algo rechoncha, por su vientre rellenito, sus gruesas piernas, su culo gordo, con nalgas flácidas, y sus pechos descomunales, muy caídos y muy anchos en la base, con grandes aureolas marrones y pezones largos y erguidos. Llamaban la atención de cualquier hombre por tan inmenso volumen. Le bailaban en cada paso aunque llevara sujetador. Pero resultaba atractiva por su elegancia a la hora de vestir. Tenía media melena con mechas que descansaba sobre ...
... sus hombros, aunque le gustaba llevar coleta, piel tostada, ojos verdes, nariz afilada y labios gruesos. Regentaba una farmacia en la planta baja del edificio donde residía. Vivían en pueblo pequeño de la provincia de Córdoba y su familia estaba bien mirada entre los vecinos.La ausencia de su hijo Carlos había supuesto un suplicio para ella. Nunca se había separado de él hasta que le concedieron la beca. Quizás por ese carácter de hijo único, le había protegido en exceso, le había mimado hasta la saciedad, era lo más grande que tenía. Carlos había heredado su carácter abierto, tenía muchos amigos, pero nunca le había conocido una novia, y a Irene eso le daba igual, por ella como si no se casaba nunca, por ella conviviría con su hijo toda la vida. En él encontraba la ternura y el cariño que le faltaba a su marido. Carlos no era un modelo, estaba bastante gordito, con una barriga fofa y un cuerpo muy blanco y peludo, aunque su cara no estaba mal. Su avión llegó el sábado al mediodía y el encuentro en el aeropuerto fue espectacular, no paró de darle besos y abrazos durante el camino de vuelta a casa. Con su padre el encuentro fue algo más frío, pero todo se debía a su carácter agrio. Siempre estaba pensando en los negocios. Ya en casa, ambos se tiraron horas y horas hablando de las anécdotas vividas, así hasta casi la una de la mad**gada.El domingo por la mañana, Carlos se levantó muy temprano, sobre las siete, ni siquiera había amanecido aún. Corría el mes de noviembre, aunque ...