1. La reeducación de Areana (16)


    Fecha: 14/07/2018, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... dan permiso voy a ponerme borrachita con esos licores –le susurró Milena antes de abandonar la habitación y regresar poco después con el rebenque, las esposas y dos mordaza de bola, elementos que puso en manos de la visitante mientras Eva y Areana aguardaban en cuatro patas. -Nos vemos después, recuerde que la sesión es de una hora. Yo voy a estar en el living. -Ok, pichona, hasta luego. Al quedar a solas con madre e hija, Constanza dejó las mordazas y las esposas sobre la cama, se sentó en el borde y empuñando el rebenque con ambas putas ante ella dijo: -Nunca creí que esto fuera posible, más bien lo tomé siempre como apenas un argumento de relatos eróticos. ¿Son realmente madre e hija? Contestá vos. –dijo dando un leve golpecito con el mango del rebenque en la cabeza de Eva. -Sí, señora, es verdad, Areana es mi hija. –susurró la mujer. -Asombroso y muy excitante, claro. ¿Y cómo cayeron en esto? –quiso saber la señora. Eva sintetizó la historia, seguida por la visitante con muecas que iban del asombro hasta la calentura y cuando el relato concluyó dijo: Bueno, grandísimas putas, ahora quiero que se cojan para mí. Segundos antes, Eva había percibido cómo su hija empezaba a pegársele a su costado izquierdo. Primero la cabeza, enseguida el brazo, luego el muslo, la pantorrilla y finalmente el pie. Sintió, a modo de puntada en el estómago, la humillación por el nivel de degradación en el que ella y su hija habían caído, pero a la vez, no sin alguna pena, cuánto la excitaba ...
    ... eso. Cuánto la excitaba saberse sumisa y cuánto debía a la señora Amalia por haberle posibilitado descubrir esa condición esencial de su ser. Ahora, allí, en cuatro patas junto a su hija pegada a ella y ambas ante esa señora de modales dominantes que rebenque en mano les había ordenado cogerse, sintió que empezaba a mojarse. La señora se incorporó, se puso detrás de ambas y les cruzó el culo con sendos rebencazos. -¡Vamos, perras! ¡A cogerse, dije! –y cuando vio que Eva y Arena acercaban sus bocas para el beso volvió a sentarse en el borde de la cama, se subió el ruedo del vestido, apartó el borde de la bombacha y comenzó a tocarse. Eva y Areana, madre e hija pervertidas en extremo y ya echadas en el piso, se acariciaban y besaban apasionadamente entre gemidos, suspiros y jadeos que sonaban como música en los oídos de la señora Constanza. Cuatro manos temblorosas aprisionaban, estrujaban y sobaban pechos estremecidos de deseo, pezones cual pequeños mástiles y luego, como si obedecieran alguna orden, descendían veloces hacia el vientre y finalmente hasta el objetivo último, todo sin dejar de besarse apasionadamente, con ambas lenguas bien adentro de la otra boca, librando allí un combate que culminaría sin vencedora ni vencida. La visitante, con su concha convertida en un lago de flujo, comenzó a desvestirse con movimiento nerviosos y sin apartar su vista de ambas hembras tendidos en el piso, apretadas una contra la otra, sudorosas, mojadísimas y ya explorándose las conchas con ...
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