La reeducación de Areana (16)
Fecha: 14/07/2018,
Categorías:
Dominación
Lesbianas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... que esa imprudencia pusiera en riesgo la posibilidad de un encuentro sexual entre ambas. Después de haber acompañado a la mujer hasta la entrada del edificio, Milena volvió justo a tiempo para atender el teléfono. Era Carolina, la visita de las 17, que le pedía disculpas por anular la cita, porque le había surgido un problema y no podría ir. -Está bien, no te preocupes, ¿querés reprogramar? Las tenemos ocupadas por dos semanas. ¿Te anoto para después? -Mmmhhhhh, no sé, prefiero ordenarme y te llamo, ¿okey? -Okey, querida. –aceptó Milena y una vez en el cuarto de Eva mandó a ambas esclavas a darse una ducha y después a descansar. Esperó a que regresaran del baño, las hizo tender boca abajo en la cama y las esposó con las manos en la espalda: -No vaya a ser que se tienten. Las quiero calentitas para esa nena. –dijo antes de abandonar la habitación. Eva y Areana se miraron intrigadas: -Dijo una nena… -se asombró la madre. -Andá a saber, mamá… -dijo la jovencita buscando la posición más cómoda para dormitar un rato sin que las esposas la molestaran demasiado. …………. A las siete de la tarde sonó el portero eléctrico. -Lucía… -escuchó Milena y bajó a recibir a la visitante. Era una linda jovencita, de cabello oscuro y largo, rostro de facciones marcadas, pómulos altos y ojos negros de mirada firme. Los atractivos de su cuerpo quedaban en evidencia por las calzas negras y una remerita sin mangas bajo la cual sus tetas se advertían libres de corpiño. Se quitó la mochila de la ...
... espalda para sujetarla con su mano derecha y saludó a Milena con un beso en la mejilla. Parecía desenvuelta. La asistente le indicó el ascensor y esperó que iniciara la marcha para poder verle el culo, lo único que le faltaba justipreciar tras haber aprobado con un sobresaliente todo el resto de la figura. “¡Qué buen culito!”, se dijo. -¿De veras que es gratis? –quiso asegurarse la niña mientras subían en el ascensor. -Totalmente. Ya se te dijo. –la tranquilizó Milena. -Sí, está bien, pero no me digas que no es raro. -Será todo lo raro que quieras, pero es así. No ponés ni un peso. -¿Y son… son lindas? ¿están buenas o…? La desconfianza de la chica hizo reír a Milena: -Todo bien, cachorra, quedate tranquila que son dos bombones, tanto la madre como la hija. -Bueno, está bien, la verdad es que… que desde que arreglé venir estoy muy caliente… -dijo la jovencita. -Bueno, me alegro, Lucía, vas a tener una hora para sacarte la calentura, jejeje. –la alentó Milena y luego de abrir la puerta del departamento se hizo a un lado para dejarle paso. Momentos después entraron al cuarto de Eva. -¡Vos! –exclamó Lucía y casi al mismo tiempo Areana murmuró con los ojos desmesuradamente abiertos y una mueca de espanto: -Vos… -y se abrazó a su madre como buscando refugio, en un gesto con alguna reminiscencia infantil. -Ay, mamá, me quiero matar… murmuró con un hilo de voz. ¿Qué pasa? –preguntó Milena mirando a ambas alternativamente, con el ceño fruncido. -¡¿Qué pasa?! –se exaltó Lucía mientras una ...