El tanga negro de encaje
Fecha: 16/07/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... comedor y saludó a Emma y a Nicole—. Si no queréis quedaros, os podéis ir a tu cuarto —le dijo a Emma. Emma estuvo de acuerdo, y preguntó a Nicole si quería ir a su habitación, y además, añadió que, personalmente, prefería no quedarse con sus familiares. Nicole le sonrió divertida, y acordó que se fuesen a su habitación. Ambas chicas se despidieron de los padres de Emma y se marcharon a la habitación de Emma. Primero entró Nicole, y Emma cerró la puerta tras de sí. Emma se tiró en su cama y se estiró en horizontal, es decir, que sólo estaba tumbada de caderas hacia arriba, y las piernas le quedaron fuera de la cama. Nicole saltó a la cama y se tumbó a su lado, pero más diagonal que su amiga, así que sólo le quedó fuera de rodillas hacia abajo. Nicole llevaba una minifalda ese día, y al tumbarse se le había subido un poco, lo que Emma notó. Ambas estaban mirando hacia delante, sin ver nada especial, hasta que Nicole giró todo el cuerpo en dirección de Emma, de manera que sus rostros quedaron muy cerca. Las dos se miraron a los ojos. Los de Emma eran marrones, casi negros, pero los de Nicole eran azules, y Emma casi se perdió en ellos. Nicole se acercó un poco más a Emma y rozó sus labios con los suyos. Emma se sobrecogió y sintió una sensación extraña que recorrió su garganta hasta el pecho, pero no se movió, no se apartó de Nicole. —Nicole, no soy lesbiana. Me gustan los hombres. —¿Cómo lo sabes si nunca lo has probado? —Por lo que sentí hacia Oliver durante dos años. Nunca ...
... había sentido nada así por nadie. Ese sentimiento… Era amor, fue amor durante mucho tiempo, sólo que no correspondido. No puedo ser lesbiana cuando sentí algo así de fuerte por un chico. —Pueden gustarte las dos cosas. Podrías ser bisexual, como lo etiquetan algunos. Emma se impresionó. Nunca lo había pensado así. Claro que pasó por la época de cuestionarse su orientación sexual, como todos, pero siempre había considerado una cosa u otra, jamás había pensado que quizás eran las dos cosas. No supo qué decir, y desvió la mirada de Nicole para pensar sobre ello. Y sus ojos fueron a detenerse en las piernas de Nicole, desnudas sobre su cama y muy cerca de las suyas. Subió por sus piernas hasta la minifalda que dejaba entrever su ropa interior, negra, y le pareció que era de encaje. Entonces sintió los labios de Nicole besar los suyos. Se sintió abrumada. Nunca la habían besado. Tenía veintidós años y nunca la habían besado. Nicole, tímida y un poco asustada por el rechazo, volvió a besar a Emma con dulzura, pero esa vez tampoco la correspondió. Instintivamente, cuando la besó por tercera vez, su mano se alejó de su cuerpo y buscó el de Emma, y aterrizó en su cintura. Emma sintió el tacto de Nicole en su cuerpo, y sus labios besándola por tercera vez. Tuvo una sensación extraña y desconocida en el pecho que pareció instalarse allí en ese momento, y sintió también una especie de cosquilleo y pálpito en su entrepierna. Nicole separó sus labios de los de Emma en una actitud rendida, ...