Depilación asistida
Fecha: 20/07/2018,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Ramiro, Fuente: CuentoRelatos
... nosotros hay confianza, ¿no?, hay cosas más comprometedoras que hemos hecho y de las que hemos hablado y no ha pasado nada, así que manos a la obra que no tenemos todo el día. Y tal como lo dijo me tomó la mano y la colocó en su vientre, dejándose caer hacia atrás, dándome a entender la única opción que tenía. Sin mediar más palabras, comencé a humedecerle toda la zona púbica y después separé sus piernas con mis manos para hacer lo mismo con el contorno de los labios y las ingles. Descubrí que tenía el sexo bellísimo, bastante hinchado, lo que revelaba la notoria excitación que le provocaba, igual que a mí, la situación, pero sobre todo, lo que consiguió enardecerme hasta un grado casi insostenible fue el aroma que emanaba y que llegó hasta mí nada más separarse mínimamente los labios de su coño. Seguía sin creer que me estuviera pasando aquello, pero no cabían más discusiones. Así que me dispuse a hacerle un buen trabajo y, ¡qué coño!, disfrutar de él. Me dediqué a seguir humedeciendo con agua templada toda la zona, por supuesto con la mano desnuda, lo que puede decirse que era acariciarle todo el vientre, con dulzura, y las ingles, rozando levemente los labios de su coño que para entonces estaba entreabierto por culpa un poco de la postura, las caricias, los nervios y sobre todo las dimensiones que estaba tomando su clítoris. Recorté todo el contorno con el cortapelos para dejar el pelo con el tamaño deseado. Aquello empezaba a arreglarse, tomando forma y quedaba ...
... francamente bien. Después recorté con la cuchilla de afeitar, poniendo algo de espuma, rasurando lo que sobraba hasta quedar totalmente liso y definido el triángulo "redondeado" de pelillos que había pensado para ella. Ahora venía lo difícil. Afeitar completamente los lados del coño, para lo que tenía que proteger las zonas más delicadas, así que con la mano entera tapé los labios del chochete, estirando la piel para poder afeitar la zona hasta la ingle. Mientras lo hacía le miré a la cara. Todo este tiempo habíamos estado muy callados y tensos y hasta casi me asusté cuando la vi que me miraba con unos ojos de infinita comprensión, tranquilidad... el caso es que aquella mirada con la media sonrisa que la acompañó, me terminó de relajar y pude decirle - "¿Todo bien?, ¿no te está molestando?", a lo que ella contestó. - No lo puedes hacer mejor, cualquiera diría que me estás acariciando y la cosa es que no me disgusta del todo, ¡voy a tener que contratarte! - "Ni se te ocurra", le dije y seguí afeitando. Con un lado había acabado y levanté la mano para ver cómo quedaba... Perfecto. No pude evitar contemplar el coño que mi mano había estado tapando y cuya fragancia se habría quedado allí. Mientras miraba el hilillo blanquecino que resbalaba hasta su ojete y que delataba su total excitación, me acerqué la mano a la cara simulando rascarme en la frente (porque ella, semi-incorporada, no dejaba de mirarme) y aspiré el aroma intenso del coño de Mª Victoria. Aquello era un pecado, pero había ...