1. Yago (VIII): Final


    Fecha: 21/07/2018, Categorías: Gays Grandes Series, Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... guardia, la orden de detener el carruaje del Sr. Duque, llegó momentos antes de que lo hiciera la comitiva; con un soldado que corría delante de ella y que estuvo a punto de estrellarse contra el empedrado. - ¡PARAD EL CARRUAJE! Didier y el lugarteniente, tiraron de las riendas; y pararon bruscamente la marcha. Pero, Pierre tuvo que hacer gala de su buen hacer para conseguirlo. El Duque, se asomó por la ventanilla y gritó - ¿QUE OCUGGE, OFICIAL?. - ¡Lo siento, excelencia!. Creedme. ¡Lo siento mucho!. Pero, creemos que es posible que un prisionero aproveche la salida de vuestro carruaje para escapar escondido en el. Y tengo que asegurarme de que no sea así. - ¡Ah!, muy bien. Podéis pgocedeg… ... pego, no tagdéis mucho, ¡s’il vous plaît!. Me gustagía almogzag en la fuente de la doncella. - ¡Gracias!, Sr. Duque. El capitán Salazar y el Marqués llegaban al puesto de guardia, en ese momento; y un tanto sofocados. - ¿Y?... - ¡Excelencia!, todo está en orden. No veo nada que pueda hacernos suponer que el prisionero se escapa oculto en el carruaje del Sr. Duque. Entonces, el Marqués, miró al capitán severamente; y asintiendo, autorizó la salida de la comitiva… ... y volvió a despedir al Duque. - ¡BON VOYAGE, MON AMI! - ¡AU REVOIR! - ¡AU REVOIR! Y mandó abrir las puertas del castillo. Alfonse, y Benoît, no daban crédito… … y se preguntaban, que había sido de Yago. - ¡Con cuidado, señor!, debemos irnos ya. Yago no conseguía entender lo que decía Nandillo; le estaba costando ...
    ... despertarse. - ¡Vamos, señor!, no temáis. ¡Seguidme! Cuando, por fin, consiguió entender lo que le decía el muchacho, se dio cuenta de que debía seguirle; y con mucho cuidado, se incorporó. Juntos, se escabulleron hasta llegar al fondo de la cuadra, y bordearon el espacio reservado a los caballos de los oficiales. Luego, Nandillo tiró de una cuerda que abría una portezuela, a modo de trampilla, justo a la entrada de las letrinas para la tropa; y bajaron por la escalera que descendía hasta el fondo de la cloaca… ... y después de aguantar un olor nauseabundo, durante un buen rato, el chico se hizo seguir, tirándole de la camisa. - ¡Por aquí!, mi señor… Avanzaron por una vereda construida con piedras de granito, hasta llegar a una plazoleta en la que confluían varias galerías que, probablemente, pertenecían a la red de galerías excavadas para la defensa del antiguo castro romano sobre el que estaba construido el castillo. El chico las conocía bien, sin duda; no en vano había jugado en ellas con el hijo del herrero cuando era un niño. - Algunas son muy largas, y no sé donde llevan, ¡señor!. Pero, aquella (y señaló la más ancha) atraviesa la montaña y llega hasta el Valle Grande, ¡señor!. Si queréis, antes de que termine el día, podemos estar allí. Yago le miró sorprendido. - Ese sería un buen lugar. ¡Si!… Y se mostró decidido a seguir caminando a través de ella. - Pues, entonces, ¡esperadme aquí!. No tardaré mucho. Nandillo volvió sobre sus pasos, con pies ligeros; y Yago se quedó ...