1. La señora Ysabela y yo (3)


    Fecha: 24/07/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Otro día más en mi vida en la gris Lima, aunque estos días no lo eran en lo absoluto y sólo esperaba la sorpresa que me tenía preparada la señora Ysabela. Seguí con mi nueva rutina, y una vez en el techo, dí unos 3 silbidos largos. Al poco rato apareció mi vecina, que al levantar la vista, sonrió y me hizo señas para que baje. La acompañé hasta la cocina donde ella aún terminaba de cocinar. - Y, ¿ya estas listo para una nueva experiencia?- preguntó sin voltear. - Por supuesto, Ysa, yo soy buen alumno.- respondí entusiasmado. - Eso ya lo estoy viendo, mi niño.- dijo conforme. Bueno, esto ya está listo, así que vamos. Nos dirigimos al cuarto, y nos desnudamos sin apuros y con total confianza. Luego ella fue hasta la cómoda y abrió un cajón extrayendo algo que no alcancé a ver. - ¿Qué tienes ahí?- pregunté curiosísimo. - Algo que nos va ayudar mucho.- respondió sonriendo traviesa. En su mano se suspendía un frasco de aceite de bebé. - Me vas a tener que lubricar bien, pequeño.- dijo seductora. - Eso es para...- respondí sin saber. - Pues, que hoy vamos a probar el sexo anal.- dijo con seguridad. Sin demorar, la señora Ysa se subió a la cama y se puso en pose de perrito; mientras me ofrecía su trasero firme y goloso. Destapé el frasco y me unté un dedo con el aceite, para luego proceder a frotárselo en todo el ano. Mientras estaba en esta labor, una imagen me vino a la mente y la risa salió en arcadas. - ¿De qué te ríes, pequeño?- preguntó curiosa. - Es que... ja,ja,ja, bueno ...
    ... te vas a reír.- dije aguantando la risa. - Ja,ja,ja... pero, ¡dime que cosa es!- dijo ya al borde de la desesperación. - Pues, que imagine, ja,ja,ja, si tu esposo, mi madre y los vecinos nos vieran así, que pensarían.- dije soltando la carcajada. - ¡Jaaaaaaaaaaa! te pasas mi niño.- dijo jocosa. Tienes una imaginación. - Ja,ja,ja, que locura.- dije aún riendo. - Bueno, bueno, sigamos de una vez.- dijo ordenando. Yo seguí lubricando su delicioso ano y me animé a introducir el dedo. - Sí, mi niño, así es.- dijo contenta. Mi dedo se introducía completamente, ante los movimientos de mi vecina que disfrutaba con la exploración. - Ya, por favor, empieza a meterme tu verga.- gimió arrecha. Con la mano izquierda abría sus nalgas y con la derecha ponía el glande en la entrada de su orificio anal. Suavemente, me fui deslizando en su interior, y así, ya tenía metida toda la cabeza de mi pene. - Ayyyy, sigue papito lindo.- gimió ella. - Sí, ya entró la cabeza.- dije sin detener mi embestida. A un ritmo lento, iba dejando que mi verga se introdujera centímetro a centímetro, pues iba siendo consciente de mi tamaño. - La quiero toda dentro.- gritó con voz de hembra caliente. Seguí atento a sus pedidos y no dudé en continuar mi labor. Sin embargo, me percaté que no sería tarea fácil pues mi verga empezaba a hacer estragos en la señora Ysa. - Ayyyyyy, me dolió.- dijo moviéndose y sacando gran parte de mi pene. - Lo siento Ysabela.- contesté preocupado. Pero creo que no va entrar todo. - Yo ...
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