1. La señora Ysabela y yo (3)


    Fecha: 24/07/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... también lo creo así.- dijo resignada. ¡Qué mala suerte! - Pero, ¿entonces que hago?- pregunté. - Métemela hasta donde te diga.- dijo ordenando. Volví a introducir gran parte de mi verga que había salido hasta que ella me indicó que ya no empujara más. - ¿Cuánto es lo que ha entrado?- preguntó volteando a verme. - Poco más de la mitad.- contesté tanteando. - ¡Woouwww! y eso que aún falta meter bastante.- dijo admirada. Y ya me duele mucho. - Y, ¿qué haremos?- pregunté. - Bueno, por mientras continuar con esto.- dijo indicando. Y en los siguientes días seguiremos tratando hasta que entre por completo. Con las manos abrí sus nalgas y pude ver claramente la fuerte opresión que su ano le daba a mi verga. Esta visión aumento mi lujuria y con vigor empecé a dar las primeras embestidas. La señora Ysa enterraba su cara en la almohada y ahogaba sus gritos desgarrados, su cabello era una maraña endiablada que se extendía libremente sobre la cama. - Ayyyyy, papacito, que rico se siente.- gimió ella doblándose de placer. - Está tan apretado tu ano.- dije tomándola por las caderas y aumentando la velocidad de mi embate. - ¡Me matas, mi niño, me matas!- gritó desbocada. Mi empeño era desquiciado y sólo deseaba disfrutar a perpetuidad ese agujero. La señora Ysa se movía alejándose cuando, por el calor del acto, mi verga penetraba más profundo de lo que podía resistir. - ¡Qué rica colita tienes Ysabela!- grité embistiendo con locura. - ¡Me partes mi niño! ¡Me partes!- gritó a su vez mi ...
    ... vecina. Una sacudida eléctrica atravezó mi espalda y su agujero se vio inundado de borbotones de leche. Saqué mi pene y pude ver como de su ano, rojo y abierto, destilaba mi semen en abundancia. Ambos caímos sobre la cama agotados. - Uffff, no tengo palabras para esto.- dije extenuado. - Me has dado con unas ganas, mi niño.- dijo la señora Ysa abrazándome. - Nunca imaginé que fuera así de maravilloso.- dije sonriendo. - Si pues, mi pequeño, me has abierto mi colita mucho más.- susurró apoyando su cabeza en mi pecho. Con caricias nos fuímos sumergiendo en el sueño, y en silencio, dormimos. Entre sueños sentía que alguien me llamaba, y al abrir los ojos ví a la señora Ysa, que me masturbaba. - Hola, pequeño durmiente.- dijo sonriendo. - Vaya, ¿qué hora es?- pregunté desubicado. - Recién es mediodía.- respondió sin detenerse. - Ah, aún es temprano.- dije. - Sí, como para seguir con uno más.- susurró divertida. - Por supuesto, pero me siento algo sudado.- dije tocándome el cuello. - Bueno, entonces que tal si nos damos una ducha juntos.- dijo coqueta. Nos levantamos y fuímos al baño. Mi vecina abrió el grifo del agua y esta cayó tibia sobre nuestros cuerpos. Ella jabonó cada rincón de mi cuerpo y luego yo hice lo propio. Muy divertidos jugábamos tocándonos y yo soltaba unos palmazos a sus paradas nalgas. Seguimos un rato jugando, hasta que ella volteó frotando su colita contra mi verga que reaccionaba ante tamaña tentación. - Ya se está despertando otra vez.- susurró divertida. - ...