Mis confidencias con Alexia (I)
Fecha: 26/07/2018,
Categorías:
Grandes Series,
Lesbianas
Autor: GabrielledelD, Fuente: CuentoRelatos
... evidencia. Los pezones erectos, duros, pedían guerra, que Inés, desde luego no les iba a negar. - estas caliente, ¿eh princesa? Animada por la, - hasta entonces- delicadeza de trato, me envalentoné. - ¿este es todo el daño que ibas a hacerme? Dije girándome sobre mis rodillas hacia ella. - de ti depende. De ti depende- contesto, todavía enfundada en ese sutil e insinuante vestido de seda oscura, causante de no-se-que escándalo sansilvestrino. Ante mi cara de extrañeza continuó: - ya sabes que me gustan los juegos, y vamos a jugar a uno. Y tú serás la protagonista- - y tú. ¿Qué serás? - yo te haré cosas. Si aguantas diez minutos esas cosas, ganas. Si no, pierdes, contestó con un pelín de sorna. - ¿qué cosas? y... ¿qué tengo que aguantar? - Pregunte con cierto resquemor. - Contestare a lo segundo. Aguantaras lo que te haga sin correrte. - ¿sin correrme has dicho? ¿sin correrme? - repetí incrédulamente ante lo que había oído decir, y con indisimulado alivio. La prueba estaba chupada. - si. Lo que oyes: 10 minutos sin correrte - añadió sin inmutarse. - ¿porque 10 y no 20? - es el récord. - Ah... ¿y si me corro...? - Entonces te azotare... con esto – Y me tiró un cinturón de tiras de cuero trenzadas. Lo tomé con mi mano. Era duro pero flexible. Debía de hacer bastante daño, desde luego. - ¿Te han azotado alguna vez princesa? Lo dijo en un tono de voz, como si lo estuviera haciendo todos los días, y yo sabía que no era así, que se alimentaba de fantasías... sus fantasías, como yo ...
... tenía las mías. Pero su aplomo y seguridad me fascino. ¿Y si me había mentido? ¿Y si su inexperiencia relatada era falsa? ¿O era puro teatro, una representación del papel de ama-dominante-torturadora, su papel soñado? - ¿No me vas a contestar, cielo? Dijo Inés rompiendo mis pensamientos. - Ya te lo dije. No me gusta el sado – contesté. - pues de ti depende que esta no sea la primera vez. - ¿y si supero la prueba Inés. Entonces qué? - Entonces me azotarás tú a mí – contesto sin inmutarse. - ¿Y si no quiero? - Eso es cosa tuya. Desde luego que lo haría, desde luego. Tenía unas ganas locas de bajar los humos a esa zorra perversa, prepotente y... encantadora. - ¿quieres que te tape los ojos, Alexia? - No. No quiero. - Gírate otra vez de rodillas hacia el cabezal. Con los talones fuera, solo los talones. Así. Muy bien. Toma – Y me dio unas pinzas de pelo, pequeñas, puntiagudas. - ¿Y esto...? - pregunte probando el muelle, muy duro, por cierto. - quizás las necesites – y acto seguido me bajo las bragas, quitándomelas por debajo de mis rodillas. - ahora ponte a cuatro patas. Así, bien apoyada. Abre bien las piernas. Bien abiertas. Muy bien. Tomó los almohadones de las camas, y... ya no vi más. Yo miraba mis dedos, mis manos. Imaginaba que se estaría quitando su vestido escandaloso, mientras contemplaba mis partes traseras, bien expuestas, bien accesibles a esa mirada lasciva, impúdica, lujuriosa, obscena, que descubrí apenas quedamos solas; y que pronto ¡muy pronto por favor!, serian ...