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Extraños casuales
Fecha: 26/07/2018, Categorías: Primera Vez Confesiones Autor: Roux Morrison, Fuente: CuentoRelatos
... pasos hacia atrás, cuidando para no ser vista. Inclusive me puse en medio de dos autos. Serené la respiración lo poco que pude. Los ojos me rebotaban de lado a lado. Me limpié el sudor de las manos en la chamarra. Y la voz de mi madre, de nueva cuenta, me taladraba en la cabeza, lo hacía con más intensidad, como un ataque de migraña ahora que había tomado la decisión. Levanté la falda y me bajé las bragas. Saqué primero una pierna, y luego la otra. Luego metí las bragas en la bolsa de la chamarra hasta el fondo. Estaban mojadas. Ahora sí. Iba a cumplir mi palabra. Iba a hacer las cosas como había acordado sin acobardarme. Iba a ser mala haciéndolo muy bien. Caminé al bar, mordía mis labios, y el deseo se derramaba con libertad. Era una llamarada de fuego a punto de explotar cuando diera mi primer trago lujuria. Y antes de entrar, una persona vestida de negro me tomó del hombro, me volteó, me atrapó en su pecho, levantó mi rostro, era más alto que yo, y me besó. Enseguida caí rendida ante su beso. Besaba exquisito. Era puro veneno lascivo. Estaba vestido muy elegante y olía bien. Así que mi yo siendo ya mala, o mi nueva yo, o mi yo de verdad, bajé mi mano y agarré, como si quisiera aferrarme a la vida, su miembro erecto. Lo tenía muy duro a pesar del pantalón. Las flores no nos hacen felices. Provocar una erección es un verdadero regalo para una mujer. -¿Me vas a coger? -Sin pedirte permiso -dictaminó. Su respuesta fue el poema más erótico y hermoso que había escuchado en toda mi vida. Lo cual me hizo humedecerme a gran escala. Agradecí el haberme despojado de las bragas. No quería que nada se interpusiera en la liberación del sentir, y la adrenalina que me provocaba el encuentro casual por venirse. Me tomó de la cintura, pegándome a él, como si fuera de su propiedad, y entramos al bar.