Mi amiga me transformó de Felipe en Fabiana
Fecha: 26/07/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... repetir que yo era su mujercita, su nena. También me decía al oído que era su perra, su puta, y yo contestaba que sí que era suya, que era su esclava, que me usara para gozar. Cuando terminamos, me llevó al baño. Y me dijo te voy depilar entera. No me gustan las nenas peludas. También tiró mi pantalón y mi calzoncillo a la pileta de lavar, junto con sus bombachas y blusa. Terminás de bañarte y lavás la ropa. ¿Pero que me pongo, si me mojaste el pantalón? Contesté. Ya te voy a dar ropita, pero ahora a sacar el pelo de ese cuerpo. Me depiló, causándome mucho dolor. Ella se reía. "Aprendé a ser mujercita", decía cuando me quejaba. Finalmente me sequé y pude observar mi cuerpo totalmente despajado de pelos. Me gustó. Me dio una salida baño de ella, que era mucho más baja que yo. Ah! Qué puta que te estás poniendo, mirá como mostrás el culo. Tomá ponete esta bombachita. Obedecí. Estaba disfrutando esa inesperada relación con Silvia. Me ordenó que lavara toda la ropa, mientras ella salía un momentito. Cuando volvió ya tenía hecha mi tarea y estaba sentado en living, con una salida baño femenina y corta, y abajo una bombacha roja. Cuando entró, me retó : No te sentés nunca así. Cruzá la piernas. No quiero que se te vean las bombachas. Pareces una vulgar buscona. Vamos perrita, te traje ropita. Vamos a empezar la transformación de Felipe, en en Fabiana ----------------------- Cuando Silvia me vistió de mujer, ese primer día, en que nos sinceramos, me di cuenta que ese placer lo ...
... tenía reprimido, desde que jugábamos a la maestra, cuando me decía “alumna”, y me estremecía. Nos transformamos en pareja. Yo era la mujer, y ella el hombre. Me hizo hacer una liposucción para quitar la pancita que tenía, y luego vino una operación de implante en las nalgas, que de paso me las levantó. Me quedó un culo hermoso, redondito. Poco a poco me fui transformando de tiempo completo. Me hizo renunciar al trabajo, y me fui a vivir con ella. Pero no le bastaba con tener sexo como hombre, también me empezó a meter vibradores en mi “conchita” como le decía ella a mi culo. Como tenía buenos pectorales, todavía no pensaba en hacerme lolas, pero ella me tenía dominada, y me transformaba cada día en más femenina. El maquillaje, la ropa, los modales, el caminar con tacos, faldas cortas pero no escandalosas, salvo los disfraces que me compraba para jugar en la casa. Una tarde en que me había vestido de mucamita, tocaron el timbre. Me fui urgente a esconder, pero ella con su voz mandona me dijo: Atendé, si vos sos la mucama. Me dio pánico, pero sus órdenes eran para cumplirse. Atendí. Era Oscar, un amigo y compañero de trabajo de Silvia. Lo hice pasar, y me dijo:” Tiene razón Silvia, sos muy linda”. Yo sabía que sería bueno conocerte. Silvia me ordenó que le sirva una copa, mientras terminaba de arreglarse. Ni preguntó quien había venido. Ya lo sabía. Era otra trampa de su lujuriosa cabeza. Oscar se sentó en el sofá grande, y cuando le traje la copa, me incliné para dejarla en la ...