Entre-acto. Tu vida y mi muerte
Fecha: 27/07/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos
... Tu huella es profunda. Y me dejas ver. Y me gusta como despiertas mí el placer. Preparé tu erección, con ilusión. Y en el interior del monte. Preparé tu llegada. Ya ansiada. Mis labios secretos labios. Se separaron. Esperaban tu llegada. Anhelaba presencia. Y desde mi corazón. Esperaba. Y no la esperaba, y. Tu pausada penetración. Me enloqueció. Fue intensa, y aprendí la lección. Me deseas inquieta, pero. Te recibo abierta e impregnando tu intención. Me gusta tu movimiento. Y más, cuando te clavas con fuerza. Te inmovilizas, dentro. Con tu íntimo latido. Pausado, sentido y que me estremece. Ese goce, que me clavas se retuerce. Y te siento con tu Intenso ese roce. Y cambias, como las olas. Me gusta cómo me follas. Con tus suaves embestidas. Me tienes sometida. Me apasiona como me frena tu abrazo. Mi excitación culmina y nunca termina. Por qué retuerces mis orgasmos. Y me los generas sucesivos. Tu crueldad me estremece. Culminas. Y cuando en mi interior, iluminas. Siento como te provoco placer. Y como lentamente me inundas. Te miro, siento tu placer. Férvida de tu goce vuelvo a la noche. Cierro los párpados extenuada y mojada. Y es cuando etérea. Rasgo el éxtasis. Me evaporo de ti. Me dejas, Inmortal goce late. Fascinada entre sombras. Te sigo teniendo, adentro. Suspiro y pienso. Yazco entregada y vencida. Soy tu esclava, para tu placer. Dedicado a la araña negra, intuyo que formaba parte del acoplamiento tuyo y mío. Nada es casualidad. Miraba la pantalla con los labios ...
... apretados. Me miró con dureza devolviéndome el móvil. Sorprendente, eso no es un polvo, debe de tener otro nombre, tampoco amor, pienso que el amor y el sexo son opuestos. Es posible que lleves razón, yo le llamé conquista. De todos modos ella es una mujer diferente en todos los sentidos y planos de la mujer en general. Es artesana, diseña, dibuja y cose. Una noche cuando llegamos a su piso, ya le había quitado la ropa, pero seguía mirando hacia la máquina de coser, bueno, debo explicar que vivía en su dormitorio, era su castillo. Tenía todo, incluso una cafetera. Un PC, el portátil, una mesa de dibujo, diferentes cestos con telas de todos colores y en ese momento estaba dibujando un vestido, un pequeño vestido, me hizo reír, para una muñeca, un encargo de un buen cliente. El traje era de fiesta, negro y con brillantes, y dándome la espalda le miró al revés, ladeo la cabeza pero yo miraba su espalda, ese punto que llega a la cintura, yo siempre le llame el desierto, parece que nada tiene, pero está lleno de lugares especiales, guarda sus tesoros, cambié y miré por encima de su hombro, dos cosas, una carga reglamentaria y curiosidad, me dijo que le faltaba algo, repasé el dibujo como explorador y mejor hacer que decir. En la mochila donde llevo el equipo fotográfico, llevo un lápiz de color, de mis tiempos de niño, Alpino de color blanco, y desde esa posición, es decir, esa carga reglamentaria, que me ganaba una mirada cargada de ignorancia, dibujé dos líneas paralelas blancas en el ...