1. PARAISO PARA TRES


    Fecha: 27/07/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... encontrar. Decidí darle tiempo a que se calmase pero, casi sin darme cuenta, mis manos empezaron a recorrer indolentemente su anatomía como si necesitase comprobar la portentosa transformación que había sufrido aquella canija que tanto me quería y que la había convertido, sin que en ningún momento me hubiese dado cuenta de ello, en una ninfa adolescente, irresistiblemente atractiva para cualquier hombre que no fuese su hermano mayor. Estaba ya un poco más calmada cuando empezó a contarme lo que le había pasado, pero era ahora mi mente la que no podía entenderla, abrumada por sensaciones que nunca antes hubiera imaginado que Silvia pudiera generar en mí. Reconozco ahora que la ropa que llevaba, una camiseta de tirante y unos diminutos shorts de algodón que empleaba como pijama de verano, contribuyeron notablemente a que esas sensaciones crecieran con la fuerza de un vendaval que rápidamente arrasó cualquier atisbo de prejuicio moral y me produjeran una poderosa erección que pugnaba con su muslo derecho, muy cerca de sus nalgas. Mi vista se dirigía desde arriba a su busto casi infantil, pero precisamente por ello, seductoramente irresistible y percibía sus tiernas formas que acababan en unos pezones que el algodón ocultaba cruelmente sin poder esconder el hecho evidente de que también estaban erectos, casi tanto como mi dolorido pene. Una fuerza irresistible me empujaba a acariciar aquel busto que había pasado inexplicablemente desapercibido hasta entonces, pero mi mano no ...
    ... llegó a tocarlo porque mis ojos se enfrentaron al rostro sorprendido de mi hermana. Ni su pelo descompuesto, ni sus ojos hinchados por el llanto, pudieron disimular la hermosura irresistible recién descubierta. Sus labios carnosos se abrieron, yo pensaba que para formular algún reproche. Pero en lugar de ello se acercaron a mi boca y depositaron en ella un beso húmedo que derritió cada uno de mis huesos. Cuando se retiró de mi rostro sus labios dibujaban una sonrisa que contrastaba con sus ojos y su nariz enrojecidos por el llanto. A continuación se acomodó frente a mí poniendo una pierna a cada lado y depositando su sexo, que noté húmedo y caliente pese a la ropa que impedía un contacto directo, sobre mi gloriosa erección. Derrotado y cautivo por la pasión levanté su camiseta y pude gozar en todo su esplendor de aquellos maravillosos pechos que empezaron a agitarse al ritmo del vaivén de las caderas de mi hermana. Me acerqué a ellos y los acaricié con la punta de mi lengua mientras en mis oídos sonaban los gemidos de placer de Silvia. Me retiré para contemplar su rostro que en aquel momento me pareció el más hermoso del mundo. Ella se acercó de nuevo y volvió a besarme mientras aumentaba el ritmo de su movimiento. Yo, ya impuesto en mi papel de amante, busqué su lengua con la mía y la acaricié horizontalmente haciendo que se estremeciese de placer. Entonces sucedió. Sin poder evitarlo, pero sin querer impedirlo de ninguna manera, un fogonazo de placer estalló en mi cerebro y ...
«1234...13»