1. La reeducación de Areana (10)


    Fecha: 30/07/2018, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... humillación la invadía por completo y anulaba toda posibilidad de resistencia. Debía comer como una perra y eso hizo. Se puso en cuatro patas para después inclinarse lentamente hasta que su boca rozó el guiso, apresó un poco entre sus labios y dientes y tragó ese primer bocado sin masticar. -Muy bien, perra, muy bien. –aprobó Marisa y Eva siguió comiendo y bebiendo bajo la excitada observación de ambas asistentes. -Es una buena perra. –comentó Milena mientras el guiso iba desapareciendo en las fauces de Eva. -No quiero ni el más mínimo resto en los cuencos, perra puta. –dijo Marisa y Eva continuó comiendo y bebiendo hasta vaciar ambos recipientes. Sentía algo tan intenso, tan excitante como jamás en su vida. Respiró hondo y Marisa se llevó la olla y la botella de agua mineral a la cocina mientras Milena conducía a Eva al living, donde esperaba Amalia. -Levante la cabeza. –le ordenó apenas la tuvo ante ella. Eva exhibió entonces ante la dueña de casa su boca enchastrada de comida. -Qué bien se ve su hocico así, todo sucio. –dictaminó Amalia y Eva se sorprendió a si misma diciendo: -Me pone contenta que le guste mi hocico, señora Amalia… Inmediatamente fue sacudida por un estremecimiento tan fuerte que estuvo a punto de caer al piso, pero pudo sobreponerse aunque presa de una muy intensa y oscura emoción. Amalia estaba asombrada ante lo dicho por Eva, segura de que no le iba a costar adiestrarla y hacerla suya rápidamente, pero lo que acababa de ocurrir superaba sus ...
    ... expectativas. -Mmmhhhh, muy bien, Eva, muy bien… Veo que tiene en claro lo que está sintiendo en mis manos y le gusta, -Sí, señora Amalia… Sé muy bien lo que estoy sintiendo y… y sí, usted tiene razón, me… me gusta… -Le gusta y la excita… Sí, señora, me gusta y me excita… Me excita mucho… -Vamos a ver. –dijo Amalia sentándose en el sofá y ordenándole a Melina que ubicara a Eva ante ella. –Debió pasar mucho tiempo para que usted se encontrara con su esencia, Eva, con su verdadero ser, y eso me lo debe a mí. -Sí, señora Amalia, es verdad… Viví años y años a ciegas… Hasta que llegó usted… -Sí, hasta que llegué yo y le hice ver que usted es una sumisa, una perra… Un animal hembra destinado a darme placer a mí y a personas como yo. -Sí… Sí, señora Amalia… Soy suya para lo que usted quiera… -Melina, andá a buscar un trapo y limpiale el hocico. –ordenó Amalia y un instante después la asistente cumplía con ese cometido para luego retirarse. Una vez a solas, Amalia comenzó a interrogar a fondo a su presa: -¿Cuánto hace que no la cogen, perra? -Hace… hace mucho, señora Amalia… -contestó Eva enrojeciendo. -¡¿Cuànto?! -Desde… desde que perdí a mi marido… -¡¿Tantos años sin ser cogida?! -Sí, señora… -murmuró Eva con las mejillas ardiéndole de vergüenza. -Supongo que se masturba… Eva hizo una pausa antes de responder, tragó saliva y finalmente dijo con voz casi inaudible: -Sí… Sí, señora… -No la escucho. ¡Hable más alto! -Sí, señora… -¿Se masturba, perra? -Sí, señora Amalia. –asintió Eva cada vez más ...
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