1. La reeducación de Areana (10)


    Fecha: 30/07/2018, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... avergonzada. -Dígalo. –le exigió Amalia disfrutando morbosamente de la humillación que estaba infligiéndole a la pobre mujer. Eva volvió a tragar saliva y murmuró: -Me… me masturbo, señora… -Bueno, a partir de ahora va a tener sexo hasta el hartazgo… La vamos a coger hasta por las orejas. Yo, Elena, Milena, Marisa y toda la gente que me dé la gana. -Sí, señora, lo que usted disponga… -dijo Eva sintiendo que se ahogaba de tanta excitación. -Voy a hacer de usted una puta. -Sí, señora Amalia, haga de mi lo que usted quiera… -A partir de ahora su vida la manejo yo. -Sí, señora Amalia… -Su vida es mía, perra Eva. -Sí, señora, sí… -Dígalo. -Mi vida es suya, señora Amalia… -confirmó Eva. -Desde este momento usted no tendrá más derechos que los que yo me digne concederle. ¿Está claro? -Sí… Sí, señora Amalia… Está… está claro… A medida que Amalia le hablaba Eva se iba excitando cada vez más. Por un lado, le parecía increíble estar viviendo semejante situación, nada menos que entregarle su persona y su vida a esa mujer fascinante, pero a la vez, sentía que ya no podría vivir de otra manera. Y Amalia continuó: -Oiga bien y grabe en su mente animal lo que voy a decirle. -Sí, señora… -A partir de ahora sus únicos derechos son comer, dormir, ir al baño, trabajar si es que trabaja y enseguida va informarme sobre eso, y tener amistades, aunque yo deberé saber quiénes son y aprobarlas o no. ¿Entendido? Eva tragó saliva y contestó: -Sí… Sí, señora Amalia. -Otra cosa, cada vez que quiera o ...
    ... necesite salir de su casa va a pedirme permiso. ¿Entendió? -Sí… Sí, señora… -Ahora dígame si trabaja. -Mi marido… Mi marido tenía una fábrica de… de bujías y yo la… la heredé, señora… La puse en manos del abogado de la familia, que la administra, y yo voy dos o tres veces por semana… -Tiene amigas? -Elena y… Bueno, Elena ya no… Y dos más… -Nombres. -Alicia y Estela… -Hábleme de ellas. –ordenó Amalia. Alicia tiene treinta y cinco años, es médica, está casada y tiene una hija de doce… Estela tiene cincuenta años, es contadora y soltera… -Bien, ¿son mujeres normales? -No… no entiendo, señora… -Digo si son mujeres normales o perras putas como usted. -No… son… normales, señora Amalia, nunca… nunca han dicho nada raro… -Con esa normalidad de mujeres vainilla podrían ser una mala influencia para usted, Eva, ahora que ha descubierto, gracias a mí, lo que realmente es. -No, señora, no… A mí no me importa que ellas sean normales… Ahora que sé lo que soy ya no… ya no podría vivir como ellas… Amalia sonrió, perversamente complacida por la confesión de su presa y dijo: -Muy bien, Eva, ¡muy bien!, se ha ganado un premio. Echesé boca abajo sobre mis piernas. Eva puso cara de asombro, pero no se atrevió a decir nada. Obedeció y al estar de panza sobre los muslos de Amalia sintió que su excitación crecía y mucho más al sentir una mano de la dueña de casa deslizándose por sus nalgas. -Que buen culo tiene, perra. Ideal para darle unas buenas nalgadas. –dijo Amalia y de inmediato alzó el brazo y ...
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