La reeducación de Areana (10)
Fecha: 30/07/2018,
Categorías:
Dominación
Lesbianas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... retiraba empapados de flujo. -Mirá, pendeja, mirá cómo tengo los dedos por haberlos metido en tu concha de perra puta. –dijo Elena acercándolos a la cara de la sumisita. -Yo… yo se los limpio, señora Elena… Por favor… déjeme que se los limpie… -pidió Areana y Elena, con un intenso morbo reflejado en sus ojos y en su sonrisa perversa, le metió ambos dedos en la boca y disfrutó sintiendo cómo Areana lamía y chupaba a veces ambos dedos juntos y a veces dedicándose primero a uno y luego a otro, con los ojos cerrados y una expresión de intenso goce en su rostro. Luego de unos instantes Elena retiró de esa boquita sus dedos, justo en el momento en que Areana dijo: -Ay, ya, señora… Tengo que evacuar… -Bueno, sentate en el inodoro. –le ordenó y en cuanto estuvo sentada la niña evacuó ruidosamente todo el líquido que llenaba sus intestinos, mientras su rostro adquiría una expresión de alivio. Después debió tomar una ducha, secarse y dejar que Elena le pusiera un perfume en las sienes, las muñecas, el lóbulo de las orejas, el cuello y las tetas, alrededor de los pezones. En el cuarto de servicio y ante Elena, que la observaba con mirada hambrienta, vistió su uniforme de colegiala, sus medias tres cuarto y por último se calzó los mocasines. Lucía para comérsela así vestida y con su collar de perra, cuya cadena de metal pendía por delante. Por fin se hicieron las diez de la noche y sonó el portero eléctrico. Elena y Areana bajaron y luego de abrir la puerta de entrada al edificio, tras ...
... la cual esperaba Marta con la ansiedad pintada en su rostro, Elena le entregó a la sumisita y le dijo: -Aquí está la perrita. Úsela y a las doce me la trae de de vuelta. -Sí, está bien. –dijo la librera envolviendo a Areana en una mirada caliente y tomándola de la mano. -Otra cosa. –agregó Elena. -Sí, dígame. -No le quite el collar en ningún momento. -Ah, sí, el collar… -contestó la mujer como si recién en ese momento advirtiera el accesorio que la niña llevaba. -Y por último. Esta pendeja es hija del rigor, así que nada de mimos ni esas estupideces. ¿Entiende? -No se preocupe. No soy de hacer mimos. Me gusta la cogida fuerte. –dijo la librera y se llevó a la sumisita. Elena las vio irse y regresó apresuradamente a su departamento, donde echada en la cama se masturbó sintiendo que hervía de la cabeza a los pies. Mientras tanto, Marta y Areana llegaban a la vivienda ubicada tras el local de la librería. Un dormitorio, el living comedor, el baño y la cocina. La mujer llevó a Areana al dormitorio sin dilaciones y una vez allí le dijo: -No quiero perder tiempo, nena, así que desnudate ya. -Sí, señora. –contestó Areana y sin más se despojó la corbata, luego de la falda escocesa, de la camisita blanca y, por último, de las medias y los mocasines. Cuando se exhibió desnuda ante Marta, a ésta le costó recuperarse del impacto provocado por semejante belleza adolescente. Areana estaba de pie en la posición que le había sido enseñada por Amalia: con las piernas juntas, la cabeza gacha y ...